Marco Clara EN PENUMBRAS. Al lugar nunca llegaron las carreteras y hace muy poco tiempo, con la instalación de celdas solares, los habitantes comenzaron a usar electrodomésticos.  

Entre los límites de Oaxaca y Chiapas se encuentra Cachimbo, una pequeña comunidad que –aunque parezca  increíble– está alejada de comodidades y oportunidades de trabajo, donde sus aproximadamente 70 habitantes desconocen los avances tecnológicos, incluso, apenas han podido conocer los beneficios de la energía eléctrica para el desarrollo de sus actividades cotidianas, pues hasta hace muy poco vivían en penumbras y silencio.

Aquí nunca llegaron las carreteras; para poder acceder a esta comunidad, es necesario realizar un viaje de unos 40 minutos en lancha desde el municipio oaxaqueño de Juchitán, por el mar Muerto chiapaneco. 

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Lejos de asemejarse a un paseo turístico, sus habitantes usan este único medio de transporte para poder comercializar sus productos, acceder a servicios básicos como educación y salud o, en su defecto, abandonar su lugar de origen y buscar mejores oportunidades en la localidad juchiteca o en los alrededores del puerto de Arriaga.

Debido a su ubicación geográfica, los hombres de Cachimbo -como Cleiber- dedican gran parte de su día a preparar todo lo necesario para la pesca, que es casi su única opción de trabajo. En cuanto se oculta el sol, los pescadores salen en sus lanchas para revisar las trampas y redes que tienen colocadas en el mar.

Las principales especies que suelen llevar para su limpieza y guardado son jaibas, camarones y peces.

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Después de haber logrado una exitosa jornada, los hombres se divide la pesca que será destinada una parte para su venta y el resto para el consumo de las familia; además de ello, algunos hogares cuentan con criadero de gallinas y patos, esto con la finalidad de tener más opciones ya sea para comer o, si es necesario, para negociar con ellos.

HURACANES DESPOBLARON LA ISLA

HIlario Navarrete es otro de sus habitantes, quien comparte que algunos fenómenos naturales, como huracanes, mermaron las condiciones de vida de la comunidad e, incluso, provocaron que algunos de ellos migraran a otras comunidades, lo que generó que Cachimbo se despoblara aún más al bajar de unas 200 personas a menos de 100. 

El también regente municipal recordó que él último ciclón de 2013, ocasionó severos daños en la comunidad, pues se volaron láminas de la iglesia, la estructura del pequeño centro de salud que apenas se ha podido rehabilitar y destruyó la escuela.

Otro obstáculo en esta localidad, es la falta de agua potable, por lo que captan el agua de lluvia para abastecerse. 

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Además, comentó, existía una enorme complejidad para atender a los enfermos, puesto que debían trasladarse desde muy temprano en lancha al puerto de Arriaga y de ahí todavía tomar algún camión que los llevara a la unidad médica más cercana para que un especialista pudiera revisar a los pacientes, después de ello, debían emprender de nueva cuenta el gran recorrido para volver a Cachimbo. Hoy ya cuentan con un centro de salud.

A pesar de que los hombres se dedican a la pesca y las mujeres al cuidado del hogar, los niños que habitan la isla tienen que emigrar para ir a la escuela y seguir formándose académicamente para que en un par de años puedan acceder a mejores condiciones de vida que les permitan ayudar a sus familias.

Y SE HIZO LA LUZ

A Cachimbo apenas llegaron las televisiones, los estereos o las planchas, tras la instalación de celdas solares por parte de la empresa Iberdrola; en esta comunidad la población se resguardaba en sus hogares al caer el sol; sólo se iluminaban con velas o lámparas de petróleo. Los pescadores usaban lámparas de pilas para poder salir al mar.

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Pero Cleiber, padre de familia de dos hijos, celebró que hace menos de un año llegó la luz a su hogar, lo que le cambió totalmente la vida.

Recostado sobre su hamaca, ahora el pescador puede hacer uso de diferentes electrodomésticos como una plancha para preparar sus alimentos y un ventilador que suele prender por las noches para ahuyentar a los mosquitos y bajar la temperatura dentro de su hogar. 

Actualmente se encuentra solo, pues tanto su esposa como sus hijos viven en Juchitán, a donde fueron en busca de mejores oportunidades de vida, debido a esto únicamente puede ver a su familia los fines de semana.

El fenómeno de la migración es un problema muy común dentro del poblado de Cachimbo, pues en cuanto los hijos cumplen la mayoría de edad, suelen trasladarse a poblaciones más grandes para seguir su vida, en algunas ocasiones, dejando atrás todo lo que tuvieron en su momento y para no volver nunca más.