Colaboración especial Arturo Landeros

Al celebrar los 30 años de su irrupción armada en el escenario nacional, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), congregó a cientos de activistas y organizaciones mexicanas y del concierto internacional, para anunciar su nueva hoja de ruta.

El cónclave se realizó en las últimas horas del 2023 y primeros minutos del 1 de enero de 2024, en la población de Dolores Hidalgo, ubicada en Ocosingo, Chiapas, justo en el corazón del caracol llamado “Resistencia y Rebeldía: un Nuevo Horizonte”.

En diferentes comunicados que se pueden consultar en la web de enlace zapatista ya se daba a conocer que estaba en marcha una transformación estructural de su organización territorial.

Y sí, desaparecen los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas y se conformarán nuevas entidades en forma de Gobiernos Autónomos Locales (GAL) y Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (CGAZ) que tomarán decisiones a través de las Asambleas de Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (ACGAZ).

En los cambios anunciados quedan fuera de funcionamiento las Juntas de Buen Gobierno que venían realizando los trabajos de las distintas áreas orgánicas de la estructura zapatista.

En el contexto de encontrarse bajo mucha presión por la violencia que se vive en el estado de Chiapas, por la disputa entre los cárteles del narcotráfico, el vocero del EZLN, el Subcomandante Moisés, dio a conocer un plan que involucra poblaciones aledañas a sus territorios, consistente en gestionar sus tierras de forma colectiva, desmarcándose del concepto de propiedad del Estado Mexicano, pasando a “una no propiedad de la tierra” o “tierra sin papeles”.

“Esta es nuestra propuesta, la de establecer extensiones de la tierra recuperada, como del común, es decir, sin propiedad. Ni privada ni ejidal. Nii comunal, ni federal. Ni estatal, ni empresarial. Ni nada

“Una propiedad de la tierra. Como quien dice: Tierra sin papeles; entonces en esas tierras, si preguntan de quién es ese terreno o quién es el propietario, pues se va a responder: de nadie, es decir, del común”, sentencia el subcomandante Moisés y aclara que esta estrategia contiene reglas tales como el no cultivo de drogas, no acceso a empresas y a la industria y a grupos paramilitares, así como la no venta de la tierra.

Los cambios se perciben necesarios para continuar construyendo ese otro mundo posible.

A 30 años del levantamiento, el 1 de enero de 1994, el alcance de la experiencia zapatista ha sido enorme. Sería complicado explicarla en estas pocas líneas, pero sólo decir que los avances en educación, salud, justicia, agroecología o en el fortalecimiento del ejercicio de la democracia interna, incluyendo el desmontaje de relaciones patriarcales,aún persistentes, son algunas de las principales e incuestionables razones de la existencia del EZLN.

Desde los pueblos y comunidades pertenecientes a la organización zapatistas, la estructura creada en su “caminar preguntando” favorece la resolución de problemáticas comunes a través del cumplimiento de acuerdos y labores siempre bajo el precepto máximo: mandar obedeciendo.

Los caracoles nacieron como el espacio de realización de sis objetivos zapatistas. Consolidaron su forma de administración interna y siguen compartiéndola con las comunidades no zapatistas de su entorno.

No son pocas las personas de los asentamientos colindantes a las regiones zapatistas que acuden a ellas para obtener educación y salud, pese a no pertenecer a la organización.

Los zapatistas no dudan en otorgar este servicio a sus hermanos indígenas. Pero es más llamativo que soliciten también a la justicia zapatista, sistema no punitivista para la resolución de conflictos.

La justicia zapatista busca ante todo resolver la problemática que ha causado el acto que viola algún acuerdo o que puede, en todo caso, romper el nexo que cimienta a la comunidad.

Reconocen que de nada sirve mantener a una persona presa en una celda, ya que esto poco o nada aporta a la búsqueda de una solución justa. En cambio, procurar la resolución del daño mediante nuevos acuerdos que restauren el vínculo comunitario dañado da mejores resultados.

Si alguien lesiona a una persona y ésta no puede trabajar, el agresor deberá trabajar lo suyo y lo del otro. Estando preso, no hay forma de reponer el daño.

Obviamente esto ocurre por el grado de vínculo, compromiso y disciplina que tiene un movimiento como el zapatista que busca transformar los modos de dominación en que los pueblos indígenas se han visto sumidos.

El grado de desarrollo de las comunidades zapatistas tiene su fortaleza en la forma en que este vínculo se ejerce, es decir, en un ecosistema que respete sus derechos y les permita vivir dignamente.

Con esta nueva hoja de ruta, el zapatismo rompe 3 años de silencio en los que estuvieron reflexionando internamente.

Y los caracoles han vuelto a abrir, para recibir a cientos de personas que viajaron desde diferentes lugares de la República y el extranjero para celebrar la digna rebeldía y la justa resistencia. Y como dicen en las montañas del sureste mexicano, preparase para 120 años más.


Arturo Landeros, sociólogo mexicano radicado en Barcelona, España, desde donde coordina actividades en defensa de los Derechos Humanos. Colaboración especial.