Ana Ligia García y Carmen Mastache en Marina & Isabel.
Foto: X / Bárbara Colio. Ana Ligia García y Carmen Mastache en Marina & Isabel.  

Prefacio

En el mundo real, Malintzin, La Malinche o Doña Marina, quien fuera intérprete y consejera, de quien se conoce gracias a las historias que han traspasado las fronteras del tiempo y aún hoy día se sigue especulando sobre su origen, e Isabel, I de Castilla o mejor conocida como Isabel La Católica, heredera del trono tras una lucha por la sucesión y reconocida por haber apoyado a Cristóbal Colón, nunca se conocieron. La reina castellana nació medio siglo antes que la traductora de origen azteca. 

Pese a estar colocadas en las antípodas, ambas mujeres han sido traídas de vuelta para conocerse, en cierta forma, gracias a la presentación (in)formal hecha por Bárbara Colio (Mexicali, 1969) en Marina & Isabel, su más reciente obra de teatro, en la que propone una exploración arriesgada de un encuentro de otra forma imposible, pero no sólo eso, sino que toma consciencia del mundo actual y convierte a la mujer de la realeza en la mandamás de una empresa transnacional y a Marina en una líder de la clase trabajadora, sólo para que, en una reunión subrepticia, traten de poner orden a las exigencias del mundo en el que ambas con-viven.

Así pues, luego de mirar la obra en una función amena y divertida en el Teatro El Galeón, Abraham Ocersanky, ubicado a espaldas del Auditorio Nacional, en el Centro Cultural del Bosque, este diario charló con Carmen Mastache, co-protagonista de esta producción de BarCoDrama.

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La voz de Carmen

Tras la confesión de quien esto escribe sobre no haber visto nunca nada igual en lo que al teatro se refiere, y señalar que de pronto parece que el teatro está volcado a lo tradicional y a respetar a los clásicos, se preguntó a la actriz sobre su percepción acerca de la apuesta que es o puede llegar a ser un proyecto como Marina & Isabel, es decir, una producción que toma ciertos riesgos.

“Desde que yo tuve acceso al texto a partir de una primera lectura”, confiesa Carmen, “me pareció que era un riesgo importante. Me pareció también súper interesante la aproximación de una conversación imposible entre dos personajes femeninos que son bien importantes para la fundación de nuestra nación y del país a partir de la Conquista, pero que nunca coincidieron. ¡Entonces Bárbara las hace coincidir! Eso también me gustó mucho.

“Luego me parece que es un riesgo interesante, que ella (Bárbara) asume, al abrir sus propias crisis como escritora, como creadora atravesada por la pandemia, y creo que muchas personas pueden entender eso porque todas y todos y todes vivimos la pandemia. Entonces, en ese sentido, sí, la pandemia nos hizo, en algunos casos, reconsiderar cosas, entrar en crisis, decidir soltar todo. Y (todo) esto está finamente tejido con esta conversación históricamente imposible que hace alusión a choques de culturas, juegos de poder, defensa de derechos laborales.

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“Pero también está tejido con otra realidad, que es la realidad de los personajes, que dependen de una autora para poder existir. (Aunque) en realidad es una metáfora de cuando uno quiere ser-más-allá de lo que una está destinada a ser. Y creo que esa es una reflexión de fondo muy interesante”, concluye.

Claro: puede parecer demasiado. Y sí: lo es. Pero es un acierto el manejo de la narración, el cruce de elementos, pues ninguna de las piezas se estorban entre sí y permiten que todo gire de acuerdo a los objetivos principales. Aquí, bajo un consenso silencioso, se decidió no ahondar en lo que pudiera revelar y así estropear la experiencia del público que aún no haya visto la producción.

Carmen, quien interpreta a Marina en esta obra, piensa que el vínculo entre las dos personajes puede mirarse entre “las variables que se repiten en las dos”. A nivel biográfico, por ejemplo: “el hecho de que las dos se mueren por una pandemia, (que) son mujeres que se superan a sí mismas en un contexto que no les echaba la mano”, es decir, era complejo por su posición y las épocas. Destaca también la pericia de cada una: “la capacidad de sobreponerse a un entorno y decidir hacer algo que no se esperaría de una mujer”. 

Piensa que las hermana también su determinación. Lo anterior, en el caso de las personajes-mujeres-figuras-históricas. Pero destaca que, en las personajes que creó Bárbara Colio, encuentra a “mujeres guerreras, que hablan con la verdad, que no tienen pelos en la lengua, que saben reconocer a su adversario –e incluso honrarlo–. Que son mujeres carismáticas, con un alto nivel de sensibilidad y una vulnerabilidad tremenda ante la posibilidad de no ser, de no existir”. “Son mujeres dispuestas a querer cambiar”, finaliza.

(Quizá como una pausa entre el vórtice de conceptos y lo que implica ofrecer funciones a diestra y siniestra y encima tener tiempo para entrevistas, Carmen agradece a quienes se olvida en muchas de las ocasiones: el equipo más allá de la dirección y las actrices o actores, es decir, aquellos que, ella misma admite: “no reciben los reflectores”. Por sobre todos los nombres de una larga lista, destaca a cinco mujeres: Ivonne Márquez, Julie Moscosa, Camila, Diana y Daniela. Por lo acertado de sus funciones, e incluso ser clave en hacer que todo pudiese compaginar.)

Foto: X / Bárbara Colio.

Además del entorno tecnológico del que la historia echa mano, –y como ya anticipábamos en la introducción–, la historia se desarrolla en un entorno industrial, siendo Isabel la mandamás de una especie de transaccional y Marina una trabajadora, abanderada de un movimiento obrero. Son, por supuesto, temas hartos presentes en la actualidad. Llámense repasos breves por lo que es la lucha de clases, la justicia social, la explotación laboral. 

Sirviendo lo anterior como introducción a la pregunta (¿Piensas que estos temas que se abordan en la producción sirvan para que la gente se interese en ellos al salir del teatro?), la actriz, quien por cierto ya había trabajado con la directora de Marina & Isabel, expresó que sí, pues “se nombrar cosas bien importantes, como los derechos básicos de los y las trabajadoras–que puedas tener prestaciones, una pensión–, que lamentablemente todavía no son un hecho para la totalidad de los trabajadores”. “Creo que es una reflexión importante”, continúa, “—más allá de que es una metáfora del choque cultural entre Isabel y Malinche—. (…) está abordando la realidad, temas de actualidad”.

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Entonces rememora la ocasión en que su hijo fue a ver la obra y menciona las múltiples aristas identificadas por él. Llámese crítica al capitalismo o a la cultura prehispánica (“que no es que fuera mejor o peor que la cultura española”, señala). Ella ve en estas instancias lo amplia que es en esencia la producción, que permite que nuevas generaciones comprendan (y se interesen) en todo esto que envuelve a la realidad. Una especie de constatación. El arte haciendo lo que mejor sabe hacer.

Luego de una interrupción durante la charla, por supuesto provocada por las gracias de la tecnología (¡vaya ironía!), Carmen responde, desde la (in)comodidad de su automóvil estacionado en lo que transcurre la videollamada, que para ella ha sido, personalmente, “una experiencia muy gozosa. De entrada (por) visitar un personaje como Malinche (…) eso lo he gozado mucho: ahondar en la historia con el pretexto de hacer teatro es de las cosas que más disfruto de mi profesión”. 

Para Carmen, “son experiencias que van ganando (en) profundidad”. Como actriz, como parte del proceso, en lo que ella llama “el devenir de las funciones”, dice descubrirse dúctil, es decir, “sensible para ajustar lo que haya que ajustar a favor de que quede cada vez mejor la función y para percibir al público de cada noche en su muy particular forma de recibir la obra”. Todo (lo anterior) para, –y finaliza así con ahínco y mucho destello–, “llevar a cada una, uno, une de los espectadores a buen puerto y poder darles lo que hemos preparado con tanto cariño, gozo y empeño”.

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Repaso breve a las estrellas

Carmen Mastache es cantante, además de actriz. Es egresada del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM. Tiene en su archivo de participaciones poco (o mucho) más de cincuenta obras en las que ha participado, claro, como actriz. Hecho que le ha hecho presentarse no sólo en México, sino también en el extranjero. Es además docente en la FFyL y en la Escuela Nacional de Teatro, en ambas impartiendo conocimiento teatral.

Bárbara Colio es originaria de Baja California, aunque radica desde hace tiempo en la CDMX. Tiene en su haber la dirección de más de treinta obras y es fundadora de su propia compañía de teatro (BarCoDrama). Es también docente del Colegio de Teatro de la UNAM y de la Escuela Nacional de Arte Teatral. Ha presentado sus trabajos en Inglaterra, Italia, Perú, Argentina, Colombia, España, entre otros, con sus respectivas traducciones. 

Ana Ligia García es oriunda de Guadalajara. Es egresada del Cedart, luego de haber escogido el teatro como su disciplina principal. Desde entonces, ha comentado, forma parte de una Compañía. Desde años antes de este siglo vive en la Ciudad de México. Ha encarnado a Elena Garro, a Eliquia y participado en obras como Una mentira y Memoria.