ANKARA. Trece años después de llegar al poder en 2002, el partido islamista de Justicia y Desarrollo (AKP), fundado por el controvertido presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha perdido finalmente su mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas en Turquía.

 

Con 40.8% de los votos, el AKP sigue siendo el partido más fuerte del país, pero ya no cuenta con el poder absoluto de los últimos años cuando disponía casi del 60% de los escaños.

 

Aparte de bajar nueve puntos porcentuales, el factor clave que explica la sangría de escaños del AKP es el éxito del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), izquierdista y prokurdo, que al superar el umbral electoral del 10% entra por primera vez en el Parlamento como partido con lista única.

 

Hasta ahora, solo tenía representación parlamentaria a través de candidatos independientes.

 

Con el 100% de los votos contados, el segundo más votado es el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), con un 25-1%, delante del partido de Acción Nacional (MHP), con 16.4 %.

 

El HDP logra un histórico 12.9%, gracias no sólo al voto masivo de la población kurda del sureste, sino también al apoyo de un importante sector de la izquierda en toda Turquía.

 

La participación electoral llegó al 86.3%, muy cerca de la tasa registrada en las elecciones de 2011.

 

Así las cosas, el AKP se hace con 255 escaños, mientras que el CHP tendrá en la nueva Cámara 135 diputados, el MHP 82 y el HDP 80, según calcula la agencia semipública Anadolu.

 

Este resultado deja al AKP a 21 escaños de la mayoría absoluta y es considerado por los analistas y la prensa local como un gran fracaso para Erdogan, quien esperaba obtener más de 330 diputados.

 

Un resultado por encima de 60% le habría permitido al AKP someter a referéndum una reforma constitucional para ampliar los poderes del presidente, pero ahora “Erdogan debe olvidarse del sistema presidencialista”, como dijo el conocido analista político Seyfettin Gürsel a la emisora CNNTürk.

 

En lugar de mantenerse neutral en la campaña electoral, tal y como exige la Carta Magna, el presidente atacó una y otra vez al HDP y pidió casi abiertamente el voto para el AKP, el partido que él mismo fundó en 2001 y dirigió hasta el verano pasado.

 

Tras la pérdida de la mayoría absoluta, nada se oyó del controvertido presidente.

 

Varios medios turcos recordaban sus palabras de mayo pasado: “Si no somos el partido más votado, si no podemos formar gobierno solos, voy a dimitir”, dijo entonces.

 

Los tres partidos opositores podrían formar una mayoría, pero la enemistad abierta entre el prokurdo HDP y los nacionalistas del MHP hace improbable una cooperación tripartita.

 

Algunos analistas prevén ya que el AKP vaya a apostar por un gobierno en minoría para luego convocar elecciones anticipadas en cuanto le sea conveniente.

 

En todo caso, las urnas elevan a estrella nacional a Selahattin Demirtas, el joven y carismático líder del HDP, que ha sabido sacar este partido de sus tradicionales feudos kurdos y convertirlo en opción aceptable para gran parte de la izquierda kurda.