Mi muy admirada novelista y arquitecta de Spezia, Italia, Claudia Marcucetti Pascoli explora el alma humana hasta lo más profundo. No sólo he leído sus exitosas novelas: Los Inválidos y Heridas de Agua, el ensayo de Apuntes de Viaje, y el compendio de cuentos ¡Lotería!; además, el libro de entrevistas De Lecturas y Vidas (80 entrevistas sobre el poder de los libros).

Claudia colabora en diversos medios de comunicación impresos, así como digitales y televisivos, en los que promueve su gran pasión que es la lectura. Conocerla es descubrir que el don de escribir se lo otorgó el Creador (Dios). Marcucetti se adentra en sus propias decisiones: amor fiel, el odio y la venganza, que irremediablemente nos conforman a los seres humanos.

Ella habla en su texto de “Dónde terminar el mar” de lo siguiente: “La vida de Aurelio Autieri estuvo pletórica de aventuras”. A lo largo de ochenta años fue arponero, contrabandista, cazador de tesoros y, por supuesto, guerrillero. Claudia agrega que “ahora es un hombre viejo que se pasa los días recluido en un hospital geriátrico, pero una inesperada noticia lo pondrá de nuevo en la acción”. ¿Cómo?: tras leer en el diario sobre la aparición del mapa que, “supuestamente”, ¿conduce? a la fuente de la eterna juventud, Aurelio inicia (bueno, en la novela), una carrera para reunirse con lo que le queda de familia y saldar una antigua deuda con su acérrimo enemigo.

Editorial Planeta la apoya como siempre. En la presentación del libro acompañaron a la escritora: Mariana H. y Guillermo Arriaga, y en la lectura de voz alta, Roberto Sosa.

Ecos de inolvidable comida

En Aud Pied de Cochon del Presidente InterContinental se reunieron alrededor de 100 integrantes/invitados del Club Mercedes Benz (autos de colección). Gracias a Ignacio Armida, Jesús Vázquez Rey y Christopher Heinze volví a ver a Alberto Lenz (ex presidente de la Federación Mexicana de Autos Antiguos), y muchos otros que poseen joyas de la Colección Mercedes Benz. Armida entregó un cheque a Fernando Suinaga para que se destine a la Cruz Roja Mexicana.

Hubo premios para los que hicieron el recorrido Rally Maya. Por cierto, en la comida escuché varios comentarios relacionados con el Noticiero en Foro TV (Televisa) del colega Lalo Salazar, que sube como la espuma. Estuvieron: los Davo; Arturo Maya, Gerardo Zapata, Rodrigo Amerlinck Acereto, Pepe Campillo y a muchos más. Un Mercedes Benz 300 SL ganó el Premio Elegancia.

También me enteré de que es posible que en el próximo Gran Premio de México desfile el auto Mercedes 450 SL, de Antonio Scheffler Villalobos, con un piloto de fama mundial. Su pareja Gaby Martínez tomó fotografías a diestra y siniestra. Por cierto, en uno de los dos destapes estelares, Ignacio Armida mostró un 450 SEL (8 cilindros), además de que se vendió un Mercedes Benz 190 SL.

En el Club de Industriales

La crema innata del mundo culinario acudió al Club de los Industriales a la comida organizada por la Academia Mexicana de Gastronomía (Alfonso de Robina), la Asociación Mexicana de Restaurantes (Francisco Mijares), la Cofradía de Gourmets (René Martínez) y el Club de los Industriales (que preside Pepe Carral, al cual le deseamos un pronto restablecimiento, porque acaba de ser operado del corazón; en su representación en la mesa de honor estuvo Patrick de Sayve).

Ahora se entregó el Molcajete de Plata a la investigadora y escritora Cristina Barros, que apuntó que “el molcajete, que es nuestro emblema, ha sido utilizado desde épocas ancestrales, además que ha sido esculpido por artesanos mexicanos y patrocinado por Platería del Recuerdo”.

También en la mesa de honor, Carmen Titita Ramírez Degollado, además que vi a Luis Gálvez, Eugenia Rendón, Lourdes Ascencio, Lucila Merlos, Francisco del Cueto, Guy Santoro, Tere Zermeño, Rogerio Galván, Jean Berthelot, Billy Grimm, Loredo, Alejandro Rodríguez y muchos más. El menú de esa tarde: chile en nogada, sopa verde mexicana, filete de robalo con especias, chocolate “Moctezuma Uruapan”, etcétera. Los vinos de Casa Madero brillaron. Finalmente, Rafael Lavista ahora es campeón nacional de “dresage”, sin olvidar que él y su mujer traen caballos de Holanda para educarlos y venderlos. Y hasta el próximo jueves, ¡abur!