OPOSICIÓN. El expresidente Jair Bolsonaro fue recibido por sus partidarios durante un mitin en Sao Paulo, Brasil, para rechazar las acusaciones de que planeó un golpe con aliados para permanecer en el poder tras su fallida candidatura a la reelección en 2022.
Foto: AFP | OPOSICIÓN. El expresidente Jair Bolsonaro fue recibido por sus partidarios durante un mitin en Sao Paulo, Brasil, para rechazar las acusaciones de que planeó un golpe con aliados para permanecer en el poder tras su fallida candidatura a la reelección en 2022.  

En una manifestación donde criticó su inhabilitación y pidió una amnistía para sus seguidores detenidos por los disturbios de 2023, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro hizo ayer una demostración de fuerza al movilizar a una gran multitud en un acto en Sao Paulo en contra del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

Bolsonaro convocó a sus simpatizantes a una manifestación en la megalópolis, en medio de las sospechas que pesan en su contra por planear un golpe de Estado tras perder las elecciones contra el izquierdista Lula.

Vestido con una camiseta de la selección de fútbol, el expresidente se dirigió a una marea de seguidores, que ocuparon más de seis cuadras de la emblemática avenida Paulista.

Bolsonaro pidió a sus partidarios en el Congreso, donde tiene mayoría, “una amnistía para aquellos pobres desgraciados que están presos en Brasilia”, dijo el ultraderechista, declarado en 2023 inelegible por ocho años por abuso de poder.

El exmandatario mencionó a sus seguidores detenidos por la invasión y devastación de las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023, contra la asunción de Lula una semana antes.

En su discurso, volvió además a decirse “perseguido”, especialmente desde que acabó su mandato en 2022, y negó una vez más cualquier implicación en un plan golpista. “¿Qué es un golpe? Tanques en las calles, armas, conspiración. Nada de eso ocurrió en Brasil”, afirmó.

 

OPERATIVO

La Policía lanzó el 8 de febrero la operación Tempus Veritatis (la hora de la verdad, en latín), contra Bolsonaro y varios de sus aliados, incluidos algunos de sus exministros. Hubo allanamientos, detenciones y quedó impedido de salir de Brasil.

Investigadores creen que los sospechosos planeaban desacreditar el sistema de votación electrónica antes de las elecciones, y después prepararon un golpe de Estado contra el nuevo gobierno. Interrogado el jueves por la policía, Bolsonaro guardó silencio.

Bolsonaro se mantiene como líder de la oposición en las encuestas, aunque fue inhabilitado a participar de elecciones hasta 2030 precisamente por criticar sin pruebas las urnas electrónicas.

El gobernador de Sao Paulo y aliado, Tarcisio de Freitas, dijo en su discurso que el expresidente “representa un movimiento” de quienes luchan “por la familia, patria y libertad”. También el alcalde de la megalópolis, Ricardo Nunes, participó en la marcha.

Tras las polémicas declaraciones de Lula en que comparó la campaña militar de Israel en Gaza con el Holocausto, Bolsonaro y sus seguidores mostraron su apoyo al Estado hebreo. El exmandatario sostuvo una bandera de Israel en el palco montado sobre un camión.