Hector-Zagal
 

Héctor Zagal

(Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana)

El charro es una de las figuras emblemáticas de México. La charrería es un arte de una belleza excepcional y requiere de una destreza extraordinaria. Curiosamente, su etimología es vasca. La palabra charro proviene de “txar”, que significa “defectuoso” o “débil”. Lo más probable es que los españoles hayan utilizado esta palabra para referirse despectivamente a los jinetes criollos, mestizos e indígenas. Tristemente, algunas personas utilizan el término “charro” en sentido peyorativo. Tal uso no le hace justicia a la charrería.

Durante la conquista, la caballería fue una ventaja en el campo de batalla contra los indígenas. Por ello, al menos en un principio, los españoles prohibieron a los indígenas montar a caballo. Sólo la nobleza tlaxcalteca, aliada de la Corona española, gozaba del privilegio de poder montar a caballo.

Esta restricción se mantuvo por algún tiempo, aunque poco a poco se fue relajando. Económicamente no era viable. En gran parte del territorio se habían erigido haciendas que necesitaban mano de obra para la ganadería. Ante esta exigencia, la prohibición de montar caballos fue cayendo en desuso y empezaron a surgir jinetes indígenas, mestizos, mulatos, entre otros.

La vestimenta de los charros es muy particular y no debe confundirse ni con la de los mariachis ni con la de los vaqueros. Lo primero a señalar es el sombrero. El de un charro tiene necesariamente cuatro pedradas en la punta. Las pedradas son estos hundimientos que el sombrero tiene y se hacen para proteger al jinete en caso de que caiga del caballo. Entre más tenga, mayor protección habrá. En el caso de los mariachis, sus sombreros llegan a tener entre una o dos pedradas pues no las necesitan.

La corbata también es importante. La corbata charra suele ser de rebozo y se le llama “corbata de hacer” pues, tal como menciona su nombre, los charros la hacen y deshacen.

Los botines tampoco pueden ser cualquiera. Un charro que porta zapatitos de charol es equiparable a un abogado que trae chanclas. Los botines de charro tienen colores especiales, que ellos conocen como “colores machos”: verdes, gamuzas o terrosos.

Y la chaquetita del charro es una prenda infaltable. Es de origen andaluz y tiene una característica muy peculiar: no se cierra. Si ven las películas del Viejo Oeste, verán que es una prenda que también adoptaron los vaqueros. Al fin y al cabo, no lo olvidemos, el Viejo Oeste fue territorio mexicano y novohispano.

Por último, ¿sabían que un grupo de 100 mil charros mexicanos estuvieron listos durante la Segunda Guerra Mundial para combatir a las fuerzas alemanas en caso de que llegaran al país?

No es broma. Si bien México estaba lejos de la guerra, en mayo de 1942 un petrolero mexicano fue hundido en el Golfo de México. Siete días después, otro barco, el Faja de Oro, también fue atacado. México abandonó la neutralidad y le declaró la guerra a los países del Eje. En medio de este escenario se creó la Legión de Guerrilleros Mexicanos, un grupo de charros comandados por el exvillista Antolín Jiménez Gamas.

Sapere aude!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana