La historia de Arizbeth Dionicio Ambrosio son aquellas que deben ser contadas tras una desgracia
Foto: Carlos García El huracán Otis, así como su vocación maternal y de policía le dieron un giro de 180 grados a su vida  

La historia de Arizbeth Dionicio Ambrosio son aquellas que deben ser contadas tras una desgracia. El huracán Otis, así como su vocación maternal y de policía le dieron un giro de 180 grados a su vida en menos de 15 días.

La joven integrante de la Fuerza de Tarea “Zorros” de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), de tez morena, con 1.70 metros de altura, delgada, con una fortaleza física bajo su uniforme en color negro e insignias en color dorado, expresó en su voz y brillo de ojos su emoción de revivir a 24 HORAS la forma en la cual amamantó a un bebé que lloraba por no haber comido en varias horas.

Aún con asombro, la uniformada rememoró su arribo a Guerrero y el desastre que vivieron los habitantes; las imágenes en televisión le dieron un panorama, pero en el lugar las cosas fueron diferentes y la impresionó.

Atrás quedó su hijo de meses de nacido y su marido quien tomó la responsabilidad de cuidarlo y alimentarlo porque su madre unas horas antes recibió el llamado de sus superiores para que preparara una maleta porque irían al rescate de los habitantes de Acapulco quienes fueron afectados por Otis.

La policía dijo que las células enviadas se dividieron para realizar recorridos en los cuales preguntaron a las personas sus necesidades para poderlos ayudar.

En uno de ellos la mujer de 33 años coincidió con una madre y su pequeño, pues durante las entrevistas ella percibió el llanto del bebé que le despertó preocupación porque no era normal.

No dudó en acercarse y ver de qué manera apoyar porque su instinto maternal se despertó y recordó a su hijo.

“Les comenté que si el bebé estaba bien, yo lo veía un poco inquieto, a lo que la señora me dijo que posiblemente tenía un poco de hambre; en ese momento yo le dije ‘yo estoy amamantando a mi bebé, si gusta le puedo dar un poco de leche, si me lo permite’ y la señora me dijo que sí”, recordó.

Tomó al pequeño en sus brazos sintiendo como si fuera su propio bebé, “como si lo estuviera cargando a él en ese momento”, y se dispuso a proveer del alimento.

“Me sentí orgullosa, y yo creo que completa, es una labor tan bonita cuando lo haces sin pensarlo, sería el momento, estuve ahí, estuvo el bebé, realmente hice lo que tenía que hacer y nada más”, afirmó sonriente y llena de orgullo.

La uniformada ha recibido el reconocimiento de la sociedad por su acto humanitario, por su institución de trabajo fue ascendida pasando de Policía Primero a Suboficial; mientras que su familia le ha externado su orgullo y apoyo incondicional.

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Frase:

“No todo es desfile, no todo son marchas, no todo son intervenciones hay que ayudar en momentos de desgracia y eso lo realizamos con todo el corazón; acudimos a Guerrero para ayudar a la gente y ellos quedaron agradecidos”

Arizbeth Dionicio Ambrosio
Suboficial de la Fuerza de Tarea “Zorros