Los efectos de la guerra entre el terrorismo de Hamás e Israel pueden ser incalculables y sobre todo indeseables. El Estado hebreo se juega mucho con esta guerra, principalmente en su relación con la Comunidad Internacional.

Estados Unidos, Gran Bretaña y una parte importante de la Unión Europea han apoyado sin fisuras a Israel. Pero no olvidemos que este nuevo orden mundial se ha polarizado de manera diversa. Rusia, la terrible Rusia, China, el gigante amarillo e Irán se han puesto del lado palestino. Tanto de un lado como de otro todos tienen armamento nuclear. Eso no quiere decir que vayan a utilizarlo, pero en tan sólo dos años hay dos guerras en el mundo cuyos miembros tienen todos armas de destrucción masiva. Por una parte, Rusia y Ucrania y por otra Hamás e Israel. Conviene no olvidarlo.

Hay muchos enigmas en este último conflicto. Uno fundamental es cómo la inteligencia israelí no se dio cuenta de lo que venía, increíble pero cierto. Y lo más sorprendente es que las autoridades israelíes adujeron que el ejército tenía la guardia baja porque era Sabbath, era sábado. Una explicación tan pueril como absurda.

Lo que sí ha conseguido esta guerra es reavivar el sueño que tuvo el presidente Nasser con la idea del panarabismo, esa vieja y nostálgica idea de unión de todos los países árabes. Pero ahora se ha exponenciado y ya no se habla de los países árabes sino de los países del islam, con la consiguiente fuerza que eso otorga. Estamos hablando de al menos tres cuartas partes del planeta, desde Mauritania hasta Filipinas. Es la primera vez que esa supuesta unión sí se hará factible en la ayuda a los “hermanos palestinos”, eso está generando para que Israel hoy esté sola en todos los países de la región.

Esta es una situación muy compleja. Llevamos toda la vida queriendo negociar la paz o más bien el “proceso” de paz. Porque al final a nadie le importa la paz. El proceso sí, porque, en la medida que siga ese “proceso” todos seguirán ganando sus dineros a final de mes. Es así de triste. Es así de real.

Hace falta una dosis de inteligencia política, pero sobre todo de generosidad. La paz es para la gente grande. De momento parece que no hay.

 

    @pelaez_alberto