Como la humedad, las bandas delictivas están expandiendo su control en la economía de mercado a través de las extorsiones o cobros de cuotas o venta de protección que distorsionan la economía productiva.

Hasta ahora, los datos indican que estos delitos de extorsión han permeado a pequeños negocios de la microeconomía, pero algunas otras empresas medianas del sector servicio han comenzado a quejarse de los chantajes.

Los otros indicios que se acumulan tienen que ver con bandas delictivas que se han apoderado de espacios públicos de la economía y desde ahí multiplican sus actividades criminales; por ejemplo, buena parte de los ambulantes y de los tianguis están ya asociados a delitos de contrabando y trata de personas, y no solo de extorsiones.

Se trata de delitos de fuero común que corresponde a las autoridades locales, aunque contribuyen de manera negativa al clima de inseguridad que padece el ciudadano ante la agresión delictiva contra sus bienes personales.

Algunos primeros indicios comienzan a registrar líneas de conexión con los delincuentes dedicados a las extorsiones y actividades extracurriculares de cárteles de la droga cuyos miembros aprovechan el poder del grupo y las armas para realizar negocios adicionales.

Las extorsiones son difíciles de denunciar porque ponen en riesgo la vida de los extorsionados, y tal vez por ello se está apareciendo como uno de los negocios de más rápida expansión porque se agrega el dato adicional de que las autoridades locales de seguridad parecen no tener fuerza ni entrenamiento para combatir un delito atomizado que no depende de algún grupo delictivo fuerte.

Los microdelitos acumulan percepciones sociales y derivan en desconfianzas hacia las autoridades hasta impactar el índice general de percepción de inseguridad.

Zona Zero

  • Sectores políticos estadounidenses están tomando decisiones en el Congreso para comenzar a acosar a la estrategia mexicana de seguridad, pero no sólo con argumentos retóricos o declaraciones explosivas, sino con decisiones que implican un mayor intervencionismo en territorio mexicano. Sin embargo, esos sectores americanos nada deciden para combatir a los cárteles mexicanos dentro de Estados Unidos que controlan el tráfico de venta de drogas y menos aún han tomado decisiones para evitar el consumo de drogas que sigue siendo el principal flagelo de la sociedad vecina. México proporciona la droga, pero porque la demandan los adictos estadounidenses.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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