Cuando tienen que enfrentar el hecho de que el Gobierno de la Transformación está de fallos hasta los ojos, y me refiero a fallos de fondo, rotundos, sus simpatizantes de tipo académico, es decir, los, digamos, técnicos, los moderados, te miran con intensidad reflexiva y disparan una frase como esta: “Hay cosas que corregir, pero no podemos negar que el Gobierno de López Obrador ha logrado restituir la rectoría del Estado”. Lo dicen, se entiende, como si fuera algo bueno.

Con regodeo comprensible, decía Leo Zuckerman hace unos días en su espacio de Foro que si la rectoría no llevaba incluida la capacidad de abastecernos de agua y luz, pues que mejor no, muchas gracias. Tiene razón. Lo de la luz es responsabilidad directa de la CFE, y de la CFE del sexenio obradorista. Del licenciado Bartlett, pues, al que, añadió enseguida Héctor Aguilar Camín con sorna, es la segunda CFE que se le cae: la Comisión Federal Electoral en la elección del 88, la Federal de Electricidad ahora. También tiene razón. Al lic no hay cómo defenderlo. Simplemente, en el prianismo, o sea, hace pocos años, no había apagones. El caso es que si lo de los cortes de luz es francamente bananero, lo del agua es escalofriante. Agua no hay, para decirlo en una palabra, y el único plan del “Estado rector” es que empiece, porfis, a llover.

Añadiría que hay otras cosas que el susodicho Estado no logra ofrecernos. Seguridad, nada más para empezar con la lista. El país, en efecto, sufre un récord de asesinatos, entre ellos los de candidatos a diversos cargos de Gobierno. Así que tampoco puede garantizarnos elecciones seguras. Para no hablar de las extorsiones, una pesadilla que alcanzó ya al campo, el pollo o los materiales de construcción. Como no puede garantizarnos medicinas, una verdad coronada con la farmaciotota que surte 2.7 recetas por día y que inauguraron sin medicamentos, ni puede en general proveer de servicios de salud a varios millones que sí los recibían antes. No hablemos de frenar una pandemia: ahí están los 300 mil muertos. Ya que estamos, tampoco puede garantizarnos soberanía gasolinera por el desastre que es Pemex, un disparate de 100 mil millones de dólares al que ahora le quieren encargar los ventiladores y los paneles solares que nos deberían salvar del apagón.

Remató Leo su intervención con unas palabras dirigidas al Presidente: que es, hoy, más neoliberal que nunca. Otra vez, cuesta discutírselo. Si no nos pueden regresar el agua y la luz, que regrese el neoliberalismo.

 

     @juliopatan09