Napillo no se cansa de evidenciar que no es minero y que sólo es un impostor que vive a todos lujos del esfuerzo y sudor de los trabajadores, y es que ahora resulta que se enojó porque la reforma a la Ley Minera impulsada por su partido no fue tan voraz como él esperaba e incluso advierte que desde el Senado impulsará cambios; patadas de ahogado, dirían por ahí, ya que los tiempos no le dan.

Desde que se planteaba la reforma a la Ley Minera, Napoleón Gómez Urrutia impulsó varias modificaciones con miras a dañar al sector, entre éstas, la idea de que las concesiones debían reducirse a 15 años, un lapso que resulta no sólo ridículo sino fuera de contexto, ya que debería saber que tan sólo en la planeación y exploración las empresas mineras pueden tardar ese tiempo, es decir, no tendrían oportunidad de lograr la extracción y recuperar lo invertido, poniendo en peligro las inversiones y cerca de 2 millones de empleos.

Gómez Urrutia, quien se ha ganado el mote de Napillo, siempre ha caminado en sentido contrario a los trabajadores, desde que se apoderó de la Secretaría General del Sindicato Minero ha buscado la manera de afectarnos. Inició incrementando las cuotas, vendió en opacidad algunas propiedades del sindicato y modificó los estatutos para que él y sus amigos se apoderaran de los cargos sindicales sin ser mineros.

El enojo y frustración de Napillo, aseguran, es grande, la reforma a la Ley Minera le representaba la manera de vengarse de las empresas, ya que no lo han dejado en paz tras el robo de los 55 millones de dólares propiedad de sus sindicalizados, dinero que ha utilizado como se le ha dado la gana, siendo este el desfalco más grande cometido contra los mineros y también el más grotesco registrado en todo el sector obrero.

Es claro, Napillo no solo es un impostor, es el adversario de los trabajadores, se dedica a extorsionar a las empresas y a organizar huelgas y paros a capricho, poniendo en riesgo la viabilidad económica de las mineras y a consecuencia los empleos.

No es posible que haya países que trabajan por lograr que la inversión no solo llegue sino que se sostenga, y que en México que seguimos siendo un país atractivo para este tipo de transacciones, tengamos a un canadiense, porque no olvidemos que Gómez Urrutia es canadiense, intentando mediante reformas o leyes inhibir las inversiones y limitar la llegada de nuevas empresas al país.

Las inversiones no han sido a las únicas que han limitado, sino también a los trabajadores; hace dos años, Napillo y el grupo parlamentario de Morena, violando la Constitución y nuestros derechos, limitaron el reparto de utilidades a tres meses, dando un golpe directo a nuestros ingresos que en algunos casos llegó a un 80% de éstos, hoy hacen maromas para tratar de ocultar la verdad.

A los cambios de la Ley Minera hay que sumarle algunos otros, como el pago de 5% de las utilidades que las mineras deben hacer a los pueblos indígenas. Para fines de justicia, este nuevo impuesto limita las ganancias directas a los que producimos, a los mineros, por supuesto, este tema no es parte de las protestas de Napillo, que quede claro, los traajadores no le interesan más que para mantenerlo.

Enfrentaremos nuevos retos con esta reforma, los verdaderos mineros debemos privilegiar y mantener el diálogo sano con nuestras empresas e implementar estrategias y es que no sólo se trata de una parte de la economía, sino de un estilo de vida de la cual dependemos miles de familias.

 

    @CarlosPavonC