La renuncia de Tatiana Clouthier a la Secretaría de Economía fue muy extraña, por la forma y por el fondo, los gestos tanto de la exsecretaria como del Presidente, incomprensibles.

La Secretaría de Economía, junto con la de Hacienda son los máximos responsables del manejo de la economía del país y es exactamente en estas dos dependencias donde se han dado el mayor número de renuncias del gabinete de AMLO.

Menos de dos años duró Clouthier en su puesto y casi nada se puede decir de acciones positivas en materia económica. No sólo no se ha conseguido frenar la inflación -que podría llegar a 10% en diciembre- México no tiene un plan creíble para impedir una profunda recesión.

Cuando Clouthier acepta el encargo del Presidente, ya existían claros cuestionamientos de Estados Unidos por lo que consideraban una política violatoria en materia energética de los acuerdos suscritos en el T-MEC. La Secretaría de Economía tiene la responsabilidad de la operación y cumplimiento jurídico del T-MEC en coordinación con la de Relaciones Exteriores, o sea, Marcelo Ebrard.

Clouthier conocía muy bien que, en algún momento, ante el embate presidencial en materia energética -con burla de Chico Che incluida- Canadá y EUA demandarían una ronda de consultas. Al final sucedió, y si no hay un acuerdo satisfactorio entre los tres países, podríamos llegar a un panel con consecuencias potenciales muy graves para México.

Era también del conocimiento público la postura negativa de Clouthier ante la militarización del país, pues una parte importante de estas atribuciones militares se daban en temas muy cercanos a sus responsabilidades: aduanas, entiéndase comercio exterior. Su desacuerdo nunca se concretó en una posición firme y optó por la sumisión.

El día de la renuncia -durante La Mañanera del 6 de octubre- AMLO mencionó que Clouthier ya le había comunicado su salida en dos ocasiones, el 26 de julio y el 9 de septiembre, y que esta vez no “habían logrado convencerla”, no mencionó quiénes no lo habían logrado, pero con toda probabilidad fueron Rogelio Ramírez de la O -SHCP- y Marcelo Ebrard -SRE- pues su renuncia en este momento tan frágil de la economía como de la negociación del T-MEC, no podía ser menos oportuna.

El discurso de despedida de Clouthier no pudo ser peor y literal escogió un “símil con el beisbol”. Entre lágrimas decide que, estando el partido claramente en desventaja, “uno debe saber cuando retirarse”. No señora Clouthier, lo que uno debe saber es que cuando no se tienen facultades para jugar, no se puede aceptar el puesto. Eso era lo congruente.

Tatiana agrega a su discurso: “Mi oportunidad de sumarle al equipo está agotada”. ¿Y decide reconocer esta incapacidad hasta ahora? Cierra su mensaje anunciando que “se pasa a la porra”.

Señora Clouthier, si su capacidad es la de porrista; ¿qué hacía de secretaria de Economía?

Como colofón de este despropósito, Tatiana intenta darle un abrazo al Presidente que, con una sonrisa y un aplauso fuera de lugar, se lo niega. Si hubieran planificado una peor puesta en escena no lo habrían logrado.

AMLO, tan aficionado al beis, tiene que buscar un relevista, y decide que la persona ideal es Raquel Buenrostro, con su imagen de dura e inflexible –muy querida por el jefe máximo- pero con un pequeño detalle, no tiene ni la menor idea en temas de negociación del Tratado, y mucho menos en temas energéticos. La negociación del T-MEC es ahora total responsabilidad de Ebrard. ¿Podría ser más feliz Claudia Sheinbaum?

El “dream team” de la 4T es una pesadilla. Y nos faltan varias entradas.

@Pancho_Graue

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