Las narraciones de la memoria son subjetivas y carecen de las exigencias del periodismo y de cualquier análisis académico; suelen caer en trampas. Las pasiones se mezclan con el recuerdo y se plasman en textos, muchas veces emotivos pero también distantes de la realidad que terminan en aporías.

¿Qué pasó con Penguin Random House y con Amazon que con tanta experiencia presentan un libro de testimonios como un libro periodístico?

El debate sobre el peso del testimonio es amplio y lleva muchos años en Latinoamérica, precisamente porque muchas veces se presentan como trabajos periodísticos o verdades incuestionables, sin señalar que han sido trastocadas por las emociones y simpatía, miedos o reticencias políticas de los autores.

Un libro de testimonios no es un libro periodístico Los libros de testimonios son válidos, pero se presentan así, no como un libro periodístico,

El Rey del Cash fue escrito por Elena Chávez, la expareja de quien por muchos años fue el hombre más cercano a Andrés Manuel López Obrador, basado en información obtenida por la charlas y confesiones de su pareja, así como pláticas con algunos de esos protagonistas. Algunas son sin duda, confesiones de alcoba como las que se hacen todas las parejas.

Para un periodista este suele ser el principio de la investigación. El testimonio que nace desde la intimidad de los protagonistas del poder puede ser la punta del hilo a jalar, mediante el cruce de datos, búsqueda de documentos, información publicada y más testimonios. Desechar un testimonio es cerrarse a la posibilidad de encontrarse con un hecho valioso o de entender parte de la historia, pero creerle ciegamente nos puede dejar en una mentira. Si bien el libro de Elena Chávez de reciente publicación carece de rigor periodístico, sí puede arrojar pistas para ser investigadas, desecharlas sería un error tan grande como creerlas sin indagar.

 

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Los militares a la seguridad estatal

La orden fue clara; desde Palacio Nacional se solicitó a los gobernadores morenistas designar como responsables de la Seguridad Pública a mandos provenientes de las Fuerzas Armadas. De ahí que en el nuevo Gobierno de Tamaulipas, de Américo Villarreal, se nombró al general de Brigada Sergio Hernando Chávez García como secretario del ramo; mientras que, en Quintana Roo, Mara Lezama le dio las tareas de protección ciudadana al contralmirante Rubén Oyarvide Pedrero.

Ambas designaciones serán un parámetro interesante para calificar el nuevo enfoque de seguridad militarizada; sobre todo porque la realidad de las corporaciones policiacas en los estados mencionados es totalmente diferente: en el primer caso, la estrategia se concentró en un Grupo de Operaciones Especiales; mientras que en el Caribe se apostó por el fortalecimiento, capacitación y certificación de los uniformados.

Al mismo tiempo, el marino tendrá que evitar los errores cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas que han asumido, también en otros estados morenistas, la Seguridad Ciudadana, como es el caso del también almirante José Antonio Ortiz Guarneros, a quien según los informes de la propia Sedena se le dispararon delitos como secuestro y homicidio en el estado de Morelos.

 

@chimalhuacano