@guerrerochipres

En un despeje de largo alcance, de portería a portería, el parabólico balón fue recibido en el estadio Utopía de Iztapalapa, por la alcaldesa Clara Brugada, quien lo coloca holgada y suavemente a su pierna izquierda en ángulo contrario a la portería. Listo para gol.

El equipo contrario tensa su arquetípica figura. El estadio mudo. La fanaticada expectante. Toda la afición agradecida, tal como habría estado Eduardo Galeano de acudir a un estadio y ver que el ruego de una linda jugada había sido correspondido por el único Dios que no comparte nada, El Dios futbol: omnipotente y entrañable, el de todos aquellos sabedores que no hay fuera de lugar… y se alza para fusilar la pierna con choclo potente y raudo.

El rugiente Dios de las Masas.

Nadie tiene tiempo ni interés en preguntarse si fue una jugada de autopase magistral o si fue diseñada y decidida por la capitana del equipo, Claudia Sheinbaum Pardo, la jefa de Gobierno de una capital nacional donde un día se rompe el récord con grupo Firme, amadores tijuanenses de gigantescas audiencias, por la mayor asistencia al Zócalo y, al siguiente, se presume otro evento inédito.

¿Quizá es una jugada de pizarrón del dueño de la franquicia, el presidente Andrés Manuel López Obrador? Ante la llegada de la Copa FIFA, el 15 de octubre al aeropuerto AIFA, invitados, organizadores de Coca-Cola y autoridades coincidieron: este trofeo que antes solo podían ver algunos ya “dejó de ser fifí”; para muestra, las Utopías de Brugada que son acción transformativa con recursos menores y mayor voluntad de trascendencia dentro de aquellos participantes del equipo de la cuarta transformación.

La Copa llega el 16 a Iztapalapa. Al área de la menor consideración de quienes defienden el status quo, el área grande donde la inseguridad y la violencia han registrado una disminución notable en esta administración y en el perímetro que vivirá la fortuna simbólica de mayor a menor y de ahí a la mayor: México, el primer país visitado por FIFA; CDMX, la primera entidad y para insistir más, como dice el clásico: será desde Iztapalapa para el mundo.

La ciudadanía durante tantos años ignorada en eventos deportivos internacionales se reconecta con su equipo. Destrozados los pastos disminuidos ante el empuje del izquierdazo. El esférico es colocado en ruta definitiva hacia el ángulo superior derecho. Imposiblemente, flota el balón al mismo tiempo de su velocidad infinita. Rota sobre su propio eje y va seguido de las huellas en el aire arrancadas por el dinamismo físico.

Por televisión, en FaceLive y las repeticiones en Twitter, todos lo comparten en el momento o posteriormente. El instante del primer gol de un partido que ha iniciado y donde la señal es femenina, marcada en el estómago, en la garganta de una multitud ávida de mejores partidos y mayores sacudimientos.

Gol de Brugada.