Así como nunca había pisado una mina, sino hasta hace poco, también se sabe que nunca ha pasado una noche hospedado ahí, en el Hotel Minero Napoleón. ¿Cómo puede ser posible que Napito, tan finísima persona, estudiado en Europa y poseedor de una gran fortuna, duerma en una estancia de si acaso tres estrellas? Él no. No se cansa de demostrar que nació para hospedarse en castillos y no en el hotel de los obreros.

En su momento, allá por 1960, cumplía con los requerimientos de un buen hotel; ahora, dicho edificio, en manos de Napillo, cayó en el abandono y deterioro. Puedo dar cuenta que nunca vi que invirtiera un solo peso, no le importaba, él decía que era suficiente, pensaba para qué, si solo es para los trabajadores.

El hotel fue inaugurado por Napoleón Gómez Sada en la calle Vértiz, en la Ciudad de México; en el mismo espacio se encuentra el Teatro 11 de Julio y la sede nacional del Sindicato Minero, complejo por el que Napoleón Gómez Urrutia no muestra el más mínimo respeto. El desinterés y desprecio de Napillo hacia los mineros llega hasta el patrimonio. Al hotel nunca se le ha cambiado una ventana, el teatro cuenta la misma historia, si luce recién pintado es porque quienes van a estrenar una obra se encargaron de ello.

Por casi dos décadas ha robado y explotado a los mineros junto con sus bienes, se ha servido de ellos, los ha utilizado para hacer crecer su patrimonio, ahí sí hay inversión, mansiones de lujo que rebasan varios millones de dólares: a eso no se le llama de otra manera más que ser un miserable.

Napito siempre ha utilizado a los mineros a su antojo; hace unos días se brindó con vino en la azotea del complejo de Vértiz, se inauguró una terraza que lleva el nombre de su esposa Oralia. Así sin mérito alguno, sin ser minera, sin ser trabajadora, así porque les dio la gana, a partir de ahora una parte de la sede nacional lleva el nombre de la señora.

No se trata de discriminación, por el contrario, se trata de honrar la profesión, hay infinidad de compañeras con grandes méritos que bajan a mina y que merecen más llevar su nombre que el de la señora. Ella puede ser la reina, sí, pero de su casa.

Ellos no tienen idea del significado que tiene ser minero, solo se llevan las cuotas, posan para la foto y viven como reyes. Desde que heredó el sindicato se ha dedicado a depredarlo no solo económicamente sino como lo vimos: los edificios, el patrimonio, poco a poco ha colocado a sus familiares y amigos en puestos clave dentro del sindicato, que ya no es una organización de mineros, sino un sindicato familiar que se mantiene del sudor de los obreros.

Napito se jacta de estar siempre rodeado de mineros, pero solo para que le sirvan como valla humana a donde quiera que va, si no es para eso, los quiere lejos y los menosprecia porque no tuvieron la oportunidad de estudiar, recordemos que como senador y por su cercanía con Morena, tuvo la oportunidad de impulsar a un minero como representante del pueblo y hacerlo diputado, pero no fue así, prefirió hacer legislador a uno de los amigos de su hijo, a su secretario particular.

El hijo de Gómez Sada nunca ha sido minero, llegó a sentarse en la silla en 2002 cuando recibió el sindicato como herencia de su padre, desde entonces no sabe nada de minería, que no se haga el líder que no le queda, no sabe cómo se conforma un sindicato, es más no sabe ni cómo se forman las secciones, no es más que un impostor que irónicamente patea lo que le da de comer y lo que le ha mantenido con ropa de seda.

 

@CarlosPavonC