Foto: AFP El momento es entre los más propicios para el sector e Italia cuenta con todo, historia y experiencia, para lograrlo  

Estarán eternamente asociados a la era dorada del cine italiano. Acorralados por los gigantes de Hollywood, los estudios romanos de Cinecittà esperan recuperar su antigua gloria gracias a los jugosos fondos del plan de recuperación europeo.

Los legendarios estudios, bajo control público desde 2017, recibirán 260 millones de euros (294 millones de dólares) con el fin de convertirse en 2026 en “un importante centro cinematográfico europeo”.

El objetivo es llegar a ocupar el nivel de Pinewood y Shepperton en Londres, Babelsberg en Alemania y Korda en Hungría.

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Sin embargo, el retraso es significativo. Debido a su incapacidad de satisfacer la demanda del mercado, con series y programas de televisión, Cinecittà pierde unos 25 millones de euros (28 millones de dólares) de facturación al año, según el diario económico Il Sole 24ore.

En el nuevo plan, se prevé 172 millones de euros (194 millones de dólares) para adecuar la capacidad de producción, duplicar la superficie de los estudios, actualmente de más de 40 hectáreas y crear cinco nuevos decorados.

También se proyecta la reconstrucción y la ampliación de otros cinco. Con cerca de 12 millones de euros (13.5 millones de dólares) financiarán la construcción de una piscina cubierta para rodajes submarinos, un teatro con pantalla verde de 360° y dos decorados de realidad virtual con paneles LED.

“Para Cinecittà es realmente una oportunidad única, porque se encuentra frente a dos situaciones extraordinarias: el plan de recuperación y un mercado en auge”, explica Nicola Maccanico, director general de Cinecittà.

“Es ese contexto nació la idea de relanzar Cinecittà (…) con el deseo de convertirla en un polo de referencia para el nuevo mercado de la producción audiovisual en Europa”, dijo.

Si tiene éxito, “le devolveremos la luz que tenía y que se merece”, resumió.

El momento es entre los más propicios para el sector e Italia cuenta con todo, historia y experiencia, para lograrlo.

Según el Observatorio Audiovisual Europeo, en 2019, antes de la pandemia, Italia era el país europeo más prolífico con 312 producciones nacionales, contra 240 en Francia y 237 en Alemania.

Llamada la “Hollywood en el Tíber”, Cinecittà – “la ciudad del cine” en italiano – ha visto nacer más de 3 mil películas, incluidas 51 ganadoras del Oscar.

Allí se filmaron famosos colosales como Ben Hur (1959) de William Wyler o películas icónicas como La Dolce Vita (1960) de Federico Fellini.

Inaugurados en 1937 en una zona al sur de la capital, concebidos como una máquina de propaganda para el dictador Benito Mussolini, los estudios han sido testigos de la historia contemporánea de Italia: el fascismo, los bombardeos de los aliados de 1944 y además fueron usados como vivienda para personas desplazadas por la guerra.

Con el “milagro” económico de los años cincuenta y sesenta, llegó el declive. La competencia de la televisión, la crisis de la industria cinematográfica italiana y el abandono de las grandes producciones internacionales, relegaron “la fábrica de los sueños”.

Pese a ello, varios “éxitos de taquilla” han sido rodados en los últimos años. Entre ellos Gangs of New York, de Martin Scorsese (2002), Angels and Demons, de Ron Howard (2009) o 6 Underground, de Michael Bay (2019).

Para diversificar sus fuentes de ingreso, Cinecittà recibe público desde 2011. Grupos de turistas italianos y extranjeros pasean entre los estudios, se entusiasman en el imponente Teatro 5, el favorito de Fellini y el más grande de Europa, y pasean por los escenarios al aire libre de la antigua Roma o en la Florencia del siglo XV.

Un parque de atracciones con temática cinematográfica también se inauguró en los suburbios de Roma en 2014: Cinecittà World, diseñado por el decorador tres veces ganador del Oscar Dante Ferretti.

“Algunos estudios de Hollywood están en el mismo estado que Cinecittà, es decir en crisis, y la apertura al público es una forma de equilibrar las cuentas”, describió Jean Gili, crítico y profesor emérito en la Universidad de Paris 1 Panthéon – Sorbona.

LEG