Foto: Kenia Chávez Sergei V. Raven, es un tatto artist con casi 15 años de experiencia  

La industria del tatuaje ha crecido a un ritmo vertiginoso en los últimos años, pero a diferencia de muchos trabajos, el arte de entintar la piel no ha tenido tantos cambios en este contexto pandémico.

“Siempre tratamos a los clientes como si tuvieran algo. Pero la pandemia sí ha hecho que pongamos más atención en el asunto respiratorio, porque no es lo mismo que te llenes de sangre a que respires el mismo aire”, cuenta Sergei V. Raven, tatuador con casi 15 años de experiencia.

El Estudio Mala Sangre ubicado en la colonia Roma Norte de la Ciudad de México, que es donde Sergei trabaja, cerró sus puertas en tres ocasiones desde la llegada del Covid-19, pero ahora con su reapertura toman todas las medidas de precaución como el uso de sanitizantes y uso de cubrebocas en todo momento.

El tatto artist que podría tener cierto parecido a Ville Valo, vocalista de una icónica banda finlandesa de Rock-Metal llamada H.I.M, detalla que rayarse la piel es costoso, lo que explicaría que el oficio no haya perdido tanto el flujo monetario.

Por pieza, el diseñador gráfico de 38 años cobra 6 mil pesos, de los cuales el estudio obtiene un porcentaje, pero precisa que el precio varía entre cada creador.

“Mi trabajo no es barato porque nos enfocamos a cierto tipo de clientes, que en su mayoría no perdieron el trabajo y laboran desde casa. Entonces sí ha bajado un poco, pero seguimos trabajando”

Sergei es un dibujante del cuerpo con estilo realista, y es conocido en esta industria por trabajar diseños inspirados en el mundo obscuro como la literatura de Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, o películas como Nosferatu, pero no es lo único que hace, pues al final del día, lo que importa es lo que pida el cliente.

“¿Qué es lo que más me gusta de tatuar? Aparte de dejar imágenes sobre la piel que van a perdurar durante toda la vida del cliente, o de la persona con la que trabajes, me gusta hacer felices a los demás, parece que no, pero sí me gusta. Que tengan una pieza que los haga sentirse bien, que los haga sentirse identificados. Buscar esa conexión con el cliente.”

klcg