Ángel Álvaro Peña

Antes de que las críticas le llovieran al Instituto Nacional Electoral, el consejero presidente difundió un video asegurando que las elecciones del domingo 18 de octubre fueron ejemplares. Además, en un alarde de soberbia señaló que gracias a la confianza de la ciudadanía en las autoridades electorales la democracia no fue víctima de la pandemia.

En realidad, como autoridad electoral su trabajo dejó mucho que desear en las elecciones del domingo 18. Un sinnúmero de fraudulentas acciones en prácticamente todos los puestos fue difundido desde temprana hora por las redes sociales, eso no lo vieron los consejeros.

Pero no sólo fue el desaseo sino la falta de responsabilidad de las autoridades electorales a la hora de abrir casillas, de cerrarlas, de proteger las urnas, de transparentar el derecho al sufragio.

Lo peor de todo es que asegura que “la experiencia de dichos comicios permitirá aplicar en las elecciones de 2021 varias de las acciones puestas en marcha en materia de logística y capacitación”, lo cual sería terrible.

Un ejemplo de esto es la insistencia del propio consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, de instalar las urnas electrónicas que han sido rechazadas en otros países, incluyendo Estados Unidos, porque son fáciles de manipular desde dentro y fuera de las oficinas de la autoridad electoral.

Un hacker de algún partido puede manipular resultados sin dejar huella, y esto lo saben los consejeros electorales que quieren imponer este estilo de urnas que no garantizan la transparencia en las votaciones. El pretexto para imponer estas urnas es la pandemia.

Lo que sucede es que la venta de dichas urnas electrónicas debe dejar una buena comisión a los consejeros y, por otra parte, ellos pueden garantizarles a sus amigos de los diferentes partidos políticos que van a ganar, con una propina de por medio que es la sospecha que hasta ahora priva en la relación entre lo que ellos llaman, “autoridad electoral” y los partidos políticos.

Cómo pueden hablar de la elección exitosa si sólo votó el 39.3 por ciento del padrón electoral. Esto es absurdo. Las cifras son del INE, no pueden hablar de un ejemplo de votaciones donde hay más del 60 por ciento de abstencionismo. Eso quiere decir que no hay motivación, ni trabajo, ni credibilidad en el Instituto.

Ellos le llaman éxito al hecho de que se haya instalado el 100 por ciento de las casillas, pero si en esas 7 mil 702 casillas previstas en ambas entidades, no hubo pulcritud de nada sirve que se hayan instalado. No hablan de los retrasos al abrirlas ni de los adelantos al cerrar muchas de esas casillas.

Se trató de la primera elección bajo el flagelo de la pandemia, esto implica una interpretación más profesional de Lorenzo Córdova, no puede ser tan fantasioso ante una realidad que castiga a la población en su totalidad, pero él lucha por su permanencia en el INE para dentro de unos meses que se realicen las elecciones más importantes de los últimos años.

En Coahuila, donde se renovó el Congreso local, la asistencia fue de 39.38 por ciento. En Hidalgo, donde se renovaron los 84 ayuntamientos, la lista nominal es de 2 millones 190 mil 594 ciudadanos, pero la participación fue de 48.96 por ciento. A estos resultados no puede llamársele un éxito, sólo puede denominarlo así quien las coordinó y, a pesar de la evidente mentira, surgen los verdaderos intereses de una burocracia dorada que tiene en sus manos el destino del país y cuya estructura no es nada democrática.

Hay personas enquistadas en el INE desde hace muchos años, entre ellos el propio consejero presidente; el actual encargado de las prerrogativas a los partidos, Patricio Ballados Villagómez, quien anteriormente tenía a su cargo el voto de los mexicanos en el extranjero; el sonorense Edmundo Jacobo Molina, quien cumplirá 18 años en el mismo cargo de secretario ejecutivo del INE y permanecerá en el cargo hasta 2026. Eso está más cercano de la reelección que de la democracia, sobre todo porque entre ellos mismos se reeligen.

En realidad, urge una reforma electoral que deba darle un aire fresco a estos vicios que se llevan a cabo cotidianamente en el instituto y que debería tener nuevas reglas porque son nuevos tiempos. El país ha cambiado mucho en los últimos años y las autoridades electorales siguen cometiendo los mismos errores y cayendo en los mismos vicios.

En el INE no hay transparencia, no hay credibilidad y no hay certeza, que son los principios que dieron origen a una autoridad electoral parcial y de simulación que atenta contra la democracia. PEGA Y CORRE. – Otro voto a favor de la independencia de América Latina y de la democracia. Ya se sumó la victoria de Luis Arce en Bolivia, ahora Chile decidió erradicar la Constitución que el dictador Augusto Pinochet impuso para asesinar y desaparecer. La votación fue del 77 por ciento contra esa represiva ley que atentaba contra las libertades del pueblo chileno… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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