Porfirio Muñoz Ledo se ha convertido en el dolor de muelas de Morena.

No solo cuestiona las votaciones de sus compañeros de partido en la Cámara de Diputados, sino que ahora, como candidato a la presidencia de Morena, puso el dedo en un asunto que había pasado casi desapercibido: el financiamiento de los aspirantes.

En específico, Muñoz Ledo cuestionó a Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena, por el ostensible gasto en el que ha incurrido en espectaculares, bardas, en su promoción personal.

Por alguna razón, Delgado ha invertido mucho dinero en su promoción en Guerrero, como lo demuestran los videos y fotografías que los propios militantes del partido se han dado a la tarea de publicar en redes.

El tema, más allá de las filias y fobias de Muñoz Ledo, es que efectivamente nadie tiene claridad sobre cómo y quiénes financian la campaña no solo de Mario Delgado, sino de todos los 56 aspirantes.

La semana pasada un grupo de diputados de Morena pidió una explicación a Delgado sobre el uso de los recursos millonarios destinados a la fracción parlamentaria.

No hubo respuesta, pero la habrá, conociendo cómo se mueven los grupos en Morena.

Delgado parece tener la venia presidencial, pero el lodazal en el que se ha convertido la elección del partido mayoritario -sólo comparable al que ocurría en cada elección del PRD-, hace dudar que pueda salir triunfador en una encuesta.

Como quiera, Delgado no ha sabido ni podido capitalizar la enorme ventana que representa ser el coordinador de los diputados del grupo mayoritario ni presidente de la Junta de Coordinación Política.

“Delgado de ideas y de imagen’’, le escribió Muñoz Ledo, el diputado debe tener claro que no está jugando a las canicas con niños de 10 años.

Llegar a la coordinación de los diputados de Morena le costó sangre, sudor y lágrimas; se impuso a la muy ambiciosa Dolores Padierna gracias al apoyo presidencial.

El pleito se intensificará en estos días, porque lo que está en juego es la hegemonía de un grupo dentro del partido, que será el que se quede con el mayor número de candidaturas el próximo año.

Calcule eso en millones de pesos y entonces se entenderá la magnitud de la insidia.

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Lo nuevo en el caso de Ayotzinapa es que el Gobierno informó que había órdenes de aprehensión en contra de militares.

Desde el principio de la investigación los padres de los 43 normalistas desaparecidos denunciaron por acción u omisión, a los integrantes de la 27 Zona Militar.

En el 2014, cuando ocurrió la desaparición de los 43, al frente de la Zona Militar se encontraba el general Alejandro Saavedra Hernández.

Este general, pese a las acusaciones de los padres de los normalistas, fue ascendido el 2 de diciembre de 2016 a Contralor General de la Secretaría de la Defensa por el entonces presidente Enrique Peña Nieto.

No se sabe si las órdenes de aprehensión lleguen a los mandos de la Zona Militar o se quedarán solo en la base.

El caso es que esa fue la novedad que ofreció López Obrador a los padres de los 43 desaparecidos.

Como dijo la madre de uno de ellos, esperábamos más que la reiteración de justicia, el discurso que hemos escuchado durante seis años.

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Ayer murió Enrique Escobar, quien por más de 30 años fuera vocero del Congreso del Trabajo; con él falleció su esposa, Olga Márquez, ambos de Covid-19.

Que en paz descansen.

LEG