Foto: Cuartoscuro / archivo Niños, mujeres, adultos mayores y algunos hombres se han ido a refugiar lejos de casa  

Luego de tres días de asedio de grupos armados en contra de tzotziles, que han obligado a más de mil indígenas a huir a las montañas y refugios de Chiapas, un contingente de la Guardia Nacional y de la Policía Estatal Preventiva y Especializada de Chiapas ingresó a la zona de Chenalhó y Aldama.

Información no oficial indica que unos 200 elementos federales y estatales ya realizan patrullajes en ambos municipios, donde la violencia escaló en los últimos días.

Los grupos armados, presuntamente pertenecientes al municipio de Chenalhó, mantienen sitiadas unas siete comunidades tzotziles de Aldama.

Entre ambas comunidades hay una disputa por 60 hectáreas de tierras, que se inició hace 45 años.
Chenalhó afirma que desde entonces 20 personas han sido asesinadas, y Aldama denuncia cinco muertes en sus filas.

Apenas el 30 de julio, autoridades de las dos localidades hicieron un pacto de no agresión, aunque ahora se acusan mutuamente de agresiones con disparos de armas desde el fin de semana pasado.

Debido a esta situación, más de mil tzotziles de las comunidades de Chivic, Cocó, Cotzilnam, San Pedro, Tabak, Tselejpotobti, Xuxchen y Yetón, en el municipio de Aldama, se desplazaron a las montañas y a campamentos habilitados como refugios.

El presidente municipal por usos y costumbres de esta localidad, Adolfo Victorio López Gómez, denunció que hay un desplazamiento forzado de mujeres, niños, adultos mayores y hombres, a quienes están reubicando en viviendas particulares y centros deportivos habilitados como albergues.

Según él, los pobladores de Aldama no han atacado ni respondido a las agresiones armadas de Santa Martha, Chenalhó, como se ha acusado.

“Anoche, la Policía Estatal que se ubica en Santa Martha fue agredida, secuestrada y obligada a disparar en contra de nuestras comunidades, mientras que los policías del destacamento de Cocó huyeron ante los disparos”, dijo el alcalde.

El miércoles, tzotziles de Chenalhó colocaron frente al palacio de gobierno estatal, en Tuxtla Gutiérrez, un féretro con el cadáver de Javier Jiménez Sántiz, quien murió el martes presuntamente resultado de los enfrentamientos. Los manifestantes responsabilizaron de su homicidio a sus vecinos de Aldama. Comentaron que también habría resultado herido de un balazo otro hombre, al que identificaron como Aurelio Jiménez.

Los pobladores aseguraron que el cuerpo del difunto fue llevado el martes a la cabecera municipal, pero ningún agente del Ministerio Público dio fe del hecho, ni se ordenó el levantamiento del cadáver, con el argumento de la falta de seguridad en la zona.

Con información de Quadratin

 

LEG