Foto: Reuters/Archivo La situación de los familiares y vecinos de la casa es todavía incierta por el hermetismo de los funcionarios de salud  

Un féretro montado en una vieja carretilla que se exhibe en la calle simboliza la impotencia de los habitantes de Cochabamba, en el centro de Bolivia, que no pueden sepultar el cadáver de un vecino muerto con Coronavirus hace siete días.

Rolando P. Z. falleció a los 62 años de edad en su casa. El cadáver del que fuera chofer de autobús permaneció hasta el sábado allí, a unos 30 metros del lugar donde los vecinos protestan porque está sin sepultar desde del domingo pasado.

Su hija mayor, Jenny, de 15 años de edad, llora la muerte de su padre. Lo perdió tras horas de haber “pedido ayuda a las ambulancias porque le faltaba oxígeno y no les daba la gana de venir”.

Las empresas funerarias se quejaron esta semana de que no podían realizar entierros en el cementerio central por falta de espacio y de que tenían que esperar hasta tres días para incinerar los cadáveres debido a la saturación del único crematorio de la ciudad.

Con una mascarilla protectora, Jenny teme que su familia corra la misma suerte. Además de Jenny, en la casa viven otras cinco personas, entre ellas, su madre, su abuela y su hermana.

“Los pulmones nos duelen, nos duele la cabeza, nos duele el cuerpo” y las autoridades sanitarias “no se qué están haciendo”, protesta.

Otro de los habitantes de la casa del fallecido, Bonifacio Ríos, le dice a la AFP que en el barrio hay ya cinco muertos por el coronavirus. Son “Rolando, otro a media cuadra de la casa y otros tres en la avenida Simón López”, que hace intersección con la calle Beijing, donde los vecinos armaron este sábado un féretro para llamar la atención de los medios.

Luego de unas horas de protestas de los vecinos, las autoridades sanitarias recogieron el cadáver de Rolando y se lo llevaron con destino desconocido. “No sabemos si lo van a enterrar o lo van a cremar, hay harta impotencia”, sostiene Bonifacio.

La situación de los familiares y vecinos de la casa es todavía incierta por el hermetismo de los funcionarios de salud.

“Vienen a verlos y después se van y no dan respuesta de si han sido contagiados”, declara Remberto Arnez, presidente de la Organización Territorial de Base, una suerte de junta vecinal del barrio San Lorenzo.

La región de Cochabamba es la tercera más castigada del país por la Covid-19, después de Santa Cruz (este) y Beni (noreste).

Según un Índice de Riesgo Municipal, el 45% de los municipios de Cochabamba se encuentran en la zona roja de contagio de coronavirus.

El jefe de la unidad de epidemiología del Ministerio de Salud, Virgilio Prieto, estimó que con más de mil contagiados de coronavirus por día, Bolivia se encamina hacia una “pandemia explosiva” que podría sumar a mediados de septiembre unos 130 mil casos.

 

EFVE