Desde la aparición del brote epidémico por el Covid-19, se ha recomendado insistentemente a la población desinfectar objetos y superficies sobre las que pueda alojarse el virus. No obstante, hace falta crear conciencia sobre el manejo adecuado de los residuos que generamos, particularmente los que guardan relación al virus que mantiene la actual contingencia.

 

En México la generación de residuos peligrosos y su destino final ha pasado a ser de un tema medioambiental, a un potencial problema sanitario. Un ejemplo: de acuerdo a reportes oficiales, en el país los pacientes contagiados de Covid-19 han generado más de 400 toneladas de residuos biológicos infecciosos tales como guantes, batas y cubrebocas, entre otros productos. De acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales cada persona enferma del virus produce alrededor de 2.2 kilos al día de residuos considerados peligrosos.

 

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la mala gestión de los residuos sanitarios expone a “los trabajadores sanitarios, los pacientes, sus familias y la comunidad a infecciones que se pueden prevenir de sustancias químicas peligrosas y efectos tóxicos”.

 

Si bien el manejo de residuos biológicos peligrosos de los pacientes contagiados de Covid-19 está relativamente controlado en hospitales, no ocurre lo mismo en los hogares en donde convalecen los pacientes infectados. El uso de cubrebocas, guantes, mascarillas, materiales de protección y otros insumos contaminados conlleva un aumento en la generación de residuos que pueden representar una fuente de contagio.

 

Es indudable que la situación impuesta por la pandemia ha modificado significativamente los hábitos en nuestra vida cotidiana. Quedarse en casa se ha convertido en una medida de autocuidado y prevención que ha tenido un impacto sanitario y medioambiental en lo que se refiere a la generación y manipulación de residuos que incrementa el riesgo en los hogares con pacientes que padecen de contagio.

 

Como he insistido en anteriores colaboraciones, la pandemia del Covid-19 tomó al mundo por sorpresa. Autoridades y gobiernos han concentrado sus mayores esfuerzos en aminorar y controlar los efectos del patógeno. No obstante, éste tiene impactos colaterales que también deben prevenirse, como es la recolección y deshecho de los materiales biológicos peligrosos que de él derivan.

 

El Parlamento Europeo ha iniciado el debate sobre el manejo, destino y clasificación de riesgos de estos residuos, en tanto para el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente “el manejo seguro de los deshechos biomédicos y sanitarios es esencial para la salud comunitaria y la integridad del medio ambiente” y llamó a realizar un manejo correcto de productos que pudieran llegar a ocasionar “un efecto de rebote, tanto en la salud de las personas como al medio ambiente, y de ahí la vital importancia sobre su gestión y disposición final de forma segura”.

 

Lo prolongado de la pandemia hace atender lo urgente y obviar lo importante. Considero que aún estamos a tiempo de prevenir una potencial fuente de contagio sobre el manejo de residuos peligrosos, actualizando las normas y reglamentaciones del manejo y deshecho de estos materiales que nos ha traído la pandemia.