Foto: Reuters/Archivo La decisión de retirar la estatua de Lee se tomó dos días después de que un monumento de la Confederación fuera derribado  

A medida que las protestas por la justicia racial se apoderan de Estados Unidos, aumenta la presión para el retiro de los monumentos a la Guerra Civil del proesclavista Sur. Esta semana se desmantelaron varios monumentos y se programa el desmonte de otros.

El debate sobre qué hacer con los símbolos de la Confederación ha estado en la palestra en los últimos años y llegó a su punto de ebullición con la muerte de George Floyd, el afrodescendiente asesinado por un policía blanco en Minneapolis la semana pasada.

La muerte de Floyd desencadenó manifestaciones en todo el país y parte de la ira se dirigió a los monumentos de la Confederación, considerados por muchos estadounidenses como un legado racista.

El gobernador de Virginia, Ralph Northam, anunció el jueves que una estatua del general Robert E. Lee en Richmond, la capital de la Confederación durante la Guerra Civil (1861-1865), será retirada “tan pronto como sea posible”.

“Sí, esa estatua ha estado allí durante mucho tiempo, pero estaba mal entonces y está mal ahora. Así que la vamos a quitar”, dijo el gobernador demócrata.

“En 2020 ya no podemos honrar un sistema que se basaba en la compra y venta de personas”, agregó Northam.

“Símbolo de la opresión” 

Lee sirvió como comandante del Ejército de Virginia del Norte durante la Guerra Civil entre el Norte y el Sur pro-esclavista.

La estatua de Lee montado a un caballo, erigida hace más de un siglo, ha sido pintada por manifestantes en los últimos días con lemas como “las vidas negras importan”.

El reverendo Robert W. Lee IV, descendiente del general, apoyó la medida de retirar el monumento a su antepasado, al considerarlo un “símbolo de la opresión”.

“Hoy es un día de justicia, no para mi familia, sino para las familias de innumerables personas esclavizadas que han luchado continuamente por la justicia, tanto antes como después de la Guerra Civil”, dijo Lee.

“Aunque la remoción prometida de la estatua no arreglará los problemas que enfrentamos, es una señal de que los sentimientos y corazones están cambiando hacia la justicia”.

La decisión de retirar la estatua de Lee se tomó dos días después de que un monumento de la Confederación fuera derribado en otra ciudad de Virginia.

Mientras, en la ciudad sureña de Mobile, Alabama, una estatua del almirante confederado Raphael Semmes fue sacada el viernes.

“Mover esta estatua no cambiará el pasado”, dijo el alcalde de Mobile, Sandy Stimpson, en un comunicado. “Se trata de eliminar una posible distracción para que nos centremos en el futuro de nuestra ciudad”.

La violencia de Charlottesville

En Montgomery, Alabama, los manifestantes tiraron el lunes una estatua de Lee de su pedestal.

Pero el repudio a este tipo de monumentos no es nuevo.

En agosto de 2017, una mujer murió cuando un nacionalista blanco embistió su coche contra una multitud de manifestantes en Charlottesville (Virginia).

La reunión se daba en oposición a los supremacistas blancos que protestaban contra los planes de retirar un monumento a Lee de un parque público.

La violencia desatada ese día dio nueva vida a una campaña para eliminar los símbolos de los Confederados del Sur, que cobró impulso por primera vez tras los asesinatos en junio de 2015 en Carolina del Sur de nueve feligreses negros a manos de un supremacista blanco.

Los defensores de preservar los símbolos confederados argumentan que recuerdan una orgullosa herencia sureña y que su eliminación borra la historia.

El presidente Donald Trump ha condenado la eliminación de estatuas confederadas al considerarlas “una tontería” y ha afirmado que la cultura y la historia del país están siendo “desgarradas”.

La mayoría de los cientos de monumentos confederados se erigieron durante la era de la segregación racial de Jim Crow, en respuesta al movimiento de derechos civiles, según historiadores.

 

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