Conforme se acerca el fin del ciclo escolar, la situación derivada de la pandemia comienza a generar presión a la Secretaría de Educación Pública (SEP).

La dependencia encabezada por Esteban Moctezuma, apostó por las clases virtuales, lo que jamás se había hecho en el país porque no hubo necesidad.

Si bien las primeras semanas el esquema generó críticas por sus errores técnicos, conforme han pasado los días las opiniones han sido favorables, aunque no unánimes.

El esquema ha funcionado para la mayoría de los estudiantes de nivel básico; en los niveles posteriores cada institución ha hecho lo que ha podido para rescatar el semestre.

Lo más fácil para Moctezuma hubiera sido copiar el esquema seguido en España, en donde desde el mes pasado se dio por concluido el ciclo escolar y todos los alumnos, salvo excepciones, fueron promovidos al siguiente grado.

Moctezuma apostó por la parte difícil, que fue poner a prueba la educación ha distancia; no le ha ido mal.

El problema, sin embargo, se agrava ahora que las fechas para el reinicio de actividades han cambiado a diario.

Si juzgamos por el desarrollo de la pandemia en el país, en muy pocos estados el semáforo está en verde como para que los gobiernos estatales autoricen el regreso a clases.

Lo más probable es que el fin del ciclo escolar nos tome aún en cuarentena, en la mayoría del país.

Y si bien del debate al interior de la SEP sigue siendo regresar o no a las aulas y cuándo hacerlo, las cifras que a diario ofrece el subsecretario Hugo López-Gatell lo han reorientado: terminar el ciclo escolar de acuerdo al calendario oficial, adelantar la clausura del mismo, realizar todas las tareas administrativas vía internet incluidas boletas de calificaciones, exámenes extraordinarios y reinscripciones, etcétera.

No será una decisión sencilla, por los retos de movilidad y tecnológicos que presenta cada opción.

Lo que se busca es precisamente que el ciclo escolar no sea otra víctima fatal del Covid-19.

Y parece que ahí sí habrá solución.

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¿Cómo está eso de que la Comisión de Hidrocarburos (CNH) autorizó siete proyectos de fracking el año pasado contradiciendo el juramento de López Obrador de que nunca -nunca- lo permitiría?

Una investigación periodística reveló el dato: en el 2019 fueron autorizados “siete planes para incorporar recursos de aceites y gas en plays (extensiones) productivas no convencionales’’.

Y por no convencionales se explica, “son aquellos yacimientos que requieren pozos horizontales con fracturamiento hidráulico’’, es decir, fracking simple, puro y llano.

Cuando el expresidente Peña quiso autorizar ese procedimiento, en el Congreso la bancada de Morena se le fue a la yugular; López Obrador dijo que no lo permitiría y ayer, cuando se le hizo la pregunta si conocía de las autorizaciones, dijo que “lo iba a investigar’’.

¿Será que la prisa por aumentar la producción de Pemex al precio que sea hizo que el Presidente olvidara su compromiso?

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Parece un poco tarde, pero ayer la Cofepris autorizó tres pruebas serológicas IgG e IgM para Covid-19, que determinan la inmunidad al virus.

Dichas pruebas determinarán si alguna persona tuvo el virus, si lo tiene y ha generado anticuerpos y si lo tiene y en que grado de gravedad se encuentra.

Para dar la autorización la Cofepris realizó un protocolo junto con el Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas “Salvador Zubirán’’ y el Tecnológico de Monterrey.

A ver.

LEG