Si quisiera identificarse el punto central que ayudara a explicar las razones generales de la persistencia de la inseguridad, sin duda que estaría en el sistema judicial penal: mientras los delincuentes no le teman a la autoridad y los abogados defensores echen abajo expedientes, los delincuentes estarán protegidos por la impunidad de delitos no castigados.

Desde el acuerdo de seguridad de 74 puntos de 2008 se reconoció que no se podría combatir con eficacia la inseguridad si los delincuentes entran por una puerta y salen por misma: es el modelo de la puerta giratoria.

La reforma a las estructuras judiciales penales sigue atrasada. Y todavía no se termina el nuevo modelo penal acusatorio y ya se quiere regresar a lo que no funcionó.

Los delincuentes han entendido el juego y por eso se han asesorado de despachos de abogados para defenderlos de procesos mal organizados. Pero hay que reconocer la existencia de una red de intereses criminales dentro de las estructuras judiciales. El caso Cassez sigue siendo ejemplo: en el amparo final hubo dos propuestas; la del debido proceso que la llevó a libertad (Olga Sánchez Cordero) y la de castigar los errores y seguir el juicio (Ramón Cossío Díaz). La Corte optó por el primero. Mala señal.

Y ahí se localiza el principal problema; el sistema judicial se ha resistido a las reformas; y dentro del proceso penal, los ministerios públicos son los hoyos enormes por donde se fugan de manera legal los reos. Habrá que indagar cuántos delincuentes han salido libres por malas averiguaciones previas y cuántas de éstas fueron elaboradas de manera intencionada para liberar acusados.

La puerta giratoria es clave en la impunidad y ésta facilita el auge de la delincuencia. Y si se agregan delitos que no merecen prisión, entonces hay una fiesta delictiva pagada por el sistema policíaco, judicial y penal.

Lo vemos ahora en arrestos y liberaciones de capos en Ciudad de México: policías y MPs no capacitados… o cómplices.

Zona Zero

  • En la jerga policiaca hay una referencia a la violencia estallada sin control: cuando se tumban cabezas delictivas, el cuerpo se mueve a lo loco. Se dice: parece pollo sin cabeza, brincando sin sentido. La ofensiva en CDMX contra cabeza de bandas va a desatar una guerra de bandas por los territorios sueltos. Como ocurrió con la violencia en los sexenios de Calderón y Peña Nieto.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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