Una serie de hechos están reforzando la tesis de que la estrategia de seguridad y justicia debe reorganizarse y relanzarse, sin necesidad de cambiarla:

1.- En la conferencia de prensa del miércoles 15, el periodista Jorge Ramos increpó de manera agresiva al presidente López Obrador. La respuesta fue medida, mesurada, pero mostró una de las debilidades de la estrategia: la comunicación política.

2.- Las cifras de inseguridad en el reporte mensual del Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública hay datos que revelan, en efecto, que la violencia tocó techo; es decir, que llegó a su máximo y viene bajando. Pero el Gobierno no sabe cómo informar.

3.- La reforma judicial fue reventada en su no-presentación el miércoles pasado en el Senado, porque el manejo informativo permitió filtraciones y el Gobierno careció de habilidad para controlar daños. La secrecía no es sinónimo de eficacia.

4.- La encuesta nacional de seguridad pública urbana de ayer jueves 16 de enero reveló que la percepción de seguridad había bajado a 71.3% en septiembre, pero subió a 72.9% en diciembre, en medio de mensajes oficiales de que los mexicanos aceptaban una disminución en la inseguridad.

5.- La crisis de seguridad en Torreón por el caso del niño que mató a maestra y compañeros reveló la existencia de alrededor de 1.5 millones de armas ilegales en México, en poder de delincuentes y ciudadanos. Por tanto, el problema del armamentismo es local y no de contrabando.

El debate sobre la estrategia de seguridad se da justo al cumplir un año formal el Gobierno y la presentación de resultados. En materia de comunicación, el Gobierno no ha sabido vender percepciones y no ha entendido que la comunicación es justamente el reino de las percepciones.

Si en Palacio Nacional han sabido leer los mensajes, entonces sabrán que es momento de reorganizar, relanzar y sobre todo ingresar la comunicación en la misma estrategia de seguridad. La pregunta de Ramos demostró que es fácil usar las mismas cifras para vender un fracaso sin reconocer avances.

 

Zona Zero

  • En el contexto de la reforma judicial que se va a debatir, sólo hay que recordar al teórico del garantismo legal Luigi Ferrajoli: “Los derechos fundamentales se afirman siempre como leyes del más débil en alternativa a la ley del más fuerte que regía y regiría en su ausencia”.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

 

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