@RulRM

Nos quedan dos días de 2019 y vale la pena, en esta ocasión, platicar sobre las perspectivas económicas para México y el mundo en 2020. En términos generales, esperamos que sea un año tan complejo como este. Sin embargo, todo apunta a que la balanza se inclinará más a nuestro favor que en 2019. Así es, se prevé que 2020 será ligeramente más positivo que el 2019.

¿Qué entendemos por “ligeramente más positivo”? De acuerdo con los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB mundial se espera que crezca 3.4% anual en 2020, por encima del 3.0% estimado para 2019. Es decir, no es una diferencia significativa en el cambio de velocidad a la cual se moverá la actividad productiva mundial. Lo anterior es resultado de una combinación de vientos a favor y en contra.

A favor, las economías emergentes posiblemente observen un mayor dinamismo, especialmente América Latina. Luego de un año complicado para este bloque, caracterizado por una mayor incertidumbre que impactó negativamente a la inversión productiva, se espera que el consumo acelere su ritmo de avance como resultado de niveles de inflación menores. En este sentido, la demanda interna será el principal motor del crecimiento económico para América Latina. Por otro lado, se anticipa que las economías emergentes de Asia y el Pacífico moderen ligeramente el sólido avance que observaron en 2019, mientras que las de Europa Central y Oriental se desaceleren un poco en 2020.

En contra, se anticipa que las economías desarrolladas estabilicen su crecimiento económico, con un sesgo inclinado más hacia la desaceleración. Lo anterior principalmente porque se sigue pensando que el largo ciclo expansivo de la economía estadounidense esté muy próxima a su fin para que comience con un proceso de desaceleración. De acuerdo con las cifras económicas, se prevé una pérdida de dinamismo de la actividad manufacturera estadounidense. En tanto, el panorama económico para la Zona Euro y Japón es de una estabilización de sus economías.

En este sentido, durante 2020 nos adentraremos en un mundo en el cual, el crecimiento económico seguirá siendo moderado – en promedio por debajo de los niveles de crecimiento del PIB de largo plazo – bajo un entorno de niveles de precios bajos, aunque probablemente comenzando a repuntar gradualmente. En consecuencia, el ambiente de tasas de interés a nivel global posiblemente ya no será de tasas menores con respecto a los niveles de 2019 pero tampoco se vislumbra que los principales bancos centrales del planeta deseen subir los niveles de tasas de interés. Es decir, tasas de interés estables.

A grandes rasgos ¿hacia dónde se dirigen los riesgos? Los pronósticos de una economía global estable en 2020 están sesgados a la baja. Esto es, que en caso de que se materialicen los riesgos que el 2020 herede de 2019, es más probable que el PIB global se siga desacelerando como escenario de riesgo.

Aquí los principales factores de riesgo:

1. Tensiones comerciales: Van a continuar en 2020. A pesar de que Estados Unidos y China han logrado mantenerse sin incrementar sus respectivos aranceles al comercio, no descartamos que las disputas continúen el próximo año. Afortunadamente, en el frente del T-MEC la situación ha mejorado, mientras que las tensiones comerciales de Estados Unidos con Europa siguen latentes.

2. Desaceleración económica en Estados Unidos: Siempre ha sido difícil identificar el momento exacto en el que nos encontramos en un punto de inflexión pero indicadores adelantados de la actividad productiva vaticinan un debilitamiento manufacturero.

3. Tensiones geopolíticas: Como nunca en hace tiempo, encontramos tensiones en todas las regiones del mundo:
a. Armamentismo al alza: Estados Unidos y Rusia continuarán moviendo sus fichas en Medio Oriente. En particular, persisten las intenciones del gobierno iraní de no interrumpir so programa nuclear y las provocaciones de Corea del Norte al Mundo Occidental continuarán.

b. Potencial contagio de las manifestaciones en Hong-Kong en la región: Lo anterior atizando el malestar social, con riesgos potenciales de medidas adicionales de China en la región.

c. Tensiones geopolíticas y sociales en América Latina: La destitución y huida de Evo Morales de Bolivia, su impacto negativo sobre las relaciones diplomáticas con México, el creciente malestar social en Chile, las dificultades en Venezuela y la incertidumbre respecto al nuevo gobierno en Argentina continuarán afectando el clima en la zona.

d. Brexit: Continúa la incertidumbre para la Zona Euro y la Gran Bretaña que sigue sin definir un plan de acción consensuado y ordenado al interior de su gobierno y con los representantes de la Eurozona de las condiciones bajo las cuales los británicos se saldrán de dicho bloque económico.

e. Elecciones en EUA: A lo anterior se suma la decisión de que inicie el proceso de destitución del presidente Donald Trump.

Dicho todo esto ¿qué nos depara para la economía mexicana? El panorama internacional descrito anteriormente luce complicado, por lo que la economía de México dependerá en mayor medida de cómo se desempeñen sus factores internos. En este sentido, se prevé que el consumo privado tome la iniciativa, ya que la incertidumbre para la inversión que se asocia con las decisiones que tome el gobierno de la Cuarta Transformación difícilmente tendrá un cambio respecto a las acciones que tomaron en 2019.

Tomando en cuenta que el consumo se ha mantenido resistente y previendo que estaremos frente a un entorno inflacionario más benigno y con menores niveles de tasas de interés, probablemente el consumo repunte en 2020 y nos permita salir de la recesión en la que nos ubicamos. Se ve muy poco probable que el PIB alcance un crecimiento de 2.0% anual el próximo año, pero en definitiva estará más cercano al 1.0 y 1.5%.

En fin, se nos viene un año difícil otra vez. La buena noticia es que no pinta peor. Pero la realidad ya la saben y no cambia: hay que seguir trabajando duro para cumplir nuestras metas y objetivos personales. Dentro de la población productiva de México, cada vez somos más los que nacimos entre la década de los ochentas y de los noventas. Asimismo, están próximos a insertarse al mercado laboral (o ya lo están haciendo) los que nacieron en la década de 2000-2010. ¿Qué tenemos en común los mexicanos que nacimos en estas tres décadas? Que nuestros papás, nuestros profesores y nuestros jefes jamás nos han dicho ni nos dijeron: “…¡Feliz Año Nuevo! El año que viene será el mejor de todos, viene súper fácil y todo se nos dará con sólo pedirlo o desearlo…” Nos han tocado las crisis de deuda de los ochentas, la crisis del tequila del 95, la crisis financiera de 2001 y la Gran Recesión de 2008-2009. Ya vivimos las fallas del modelo neoliberal pero también sus bondades. Ya vivimos la caída del PRI, los pros y contras de dos gobiernos del PAN y estamos viviendo las contradicciones de la actual izquierda mexicana con también algunos aciertos en su primer año de gestión…

Así que ya sabemos que se trata de luchar desde nuestras trincheras por un México mejor, por una situación personal y de nuestros seres queridos más positiva. Se trata de buscar día a día de diversas maneras ser un agente de cambio. Y ahora, para este 2020, más que nunca, tratar de filtrar dentro de toda la información que circula en redes sociales y medios de comunicación masiva la información valiosa y funcional. No hay que olvidar que al final, todos somos mexicanos. No somos fifís ni somos chairos. No somos morenistas ni somos de la oposición…Somos mexicanos. Estamos todos en el mismo barco y nos conviene a todos que a todos nos vaya bien. Es tiempo de reflexionar, es tiempo de respetarnos mutuamente. Siempre será difícil en las democracias llegar a acuerdos. Pero es tiempo de con diálogo inteligente, respetuoso y sin insultarnos encontrar lo más cercano a un punto común que pueda dirigir de mejor manera las acciones de este país hacia el progreso y el desarrollo.

Feliz Año Nuevo y nos seguimos leyendo en el 2020. Fuerte abrazo para todos.