En medio de protestas en las calles -que no cesan tras casi un mes-, el Gobierno de Sebastián Piñera abrió la puerta para iniciar la redacción de una nueva constitución en Chile.

La administración enfatizó que la instalación de una Asamblea Constituyente no es el camino que promoverá para escribir la nueva carta magna, sino que impulsará un proceso a través del Congreso, junto a la participación de la ciudadanía, aunque no definió pasos concretos.

La portavoz oficial, Karla Rubilar, dijo que el Ejecutivo está en diálogo con la oposición para buscar acuerdos en torno a una nueva Constitución, pero que el mecanismo aún no está definido.

Durante la ola de protestas que sacude a Chile surgió la demanda por instalar una Asamblea Constituyente que escriba un nuevo reglamento, lo que no está contemplado en la ley. El texto vigente data de la dictadura de Augusto Pinochet, aunque ha sido reformado en varias ocasiones.

“Creemos en que el Congreso es el camino de avanzar en una unión que permita llegar a un acuerdo. Nuestro camino no es la Asamblea Constituyente, pero entendemos que el Congreso y este proceso de nueva Constitución debe ser con participación activa”, dijo Rubilar.

La Constitución actual no establece cuál es el mecanismo para escribir un texto que la reemplace, pero para reformarla parcial o totalmente el Gobierno debe enviar un proyecto al Congreso.

La noche del domingo, el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, anunció que el Gobierno acordó iniciar un proceso para elaborar una nueva Constitución a través de un “Congreso constituyente” y un posterior referendo, pero tampoco dio más detalles.

LEG