Por Karina Aguilar

 

A los senadores de Morena y sus aliados, poco les importó el cuidado, transparencia e importancia que tiene la autonomía de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, luego del empeño que pusieron para elegir a Rosario Piedra Ibarra como próxima titular de ese organismo.

 

La semana pasada fuimos testigos de lo turbulenta que puede ser llegar a ser la elección de una persona que ya tiene el visto bueno, por no decir la bendición, del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

 

Rosario Piedra es militante del partido Morena y fue candidata a una diputación, obteniendo siempre el respaldo y apoyo del primer mandatario, razones por las cuales la oposición no votó a favor de la hija de la activista y ex candidata presidencial Rosario Ibarra de Piedra.

 

Dos votos desaparecidos, denunciaron los senadores del PAN Kenia López, Damián Zepeda, Xóchitl Gálvez, Mauricio Kuri y el senador sin partido, Emilio Álvarez Icaza; votos que le permitieron a Rosario Piedra alcanzar, a toda costa, la mayoría calificada requerida para llegar al cargo en el que estará durante los próximos cinco años.

 

Los mensajes que envía este proceso, a todas luces irregular, son muchos: la credibilidad del Senado como institución ha sufrido un severo golpe; existe un riesgo de que los próximos nombramientos sean manipulados; y la llegada de una nueva presidenta de la CNDH sin legitimación.

 

Quizá los senadores de Morena y sus aliados ignoran que este organismo fue creado en respuesta a los constantes abusos de las autoridades y desde entonces se ha cuidado en la medida de lo posible, que su titular no obedezca y mucho menos tenga vínculos con el Presidente en turno; pues es justo la autonomía, la que le permite emitir recomendaciones en contra de violaciones cometidas por el Estado.

Ni bien ha comenzado su período al frente de la Comisión y Rosario Piedra ya enfrenta sus primeros retos: legitimar con trabajo su presencia en el cargo y demostrar que no será subordinada del Presidente López Obrador.

 

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

Si la masacre de tres mujeres y seis niños no son suficientes para que el gobierno de López Obrador replanteé su estrategia de seguridad; entonces ¿qué tiene que pasar en el país?