Han pasado diecisiete años desde la firma de Yao Ming por los Rockets de Houston y esa operación continúa siendo la más estratégica en la historia del deporte de Estados Unidos.

200 millones de chinos seguirían su debut, cifra que se triplicaría en postemporada y apariciones en juegos de estrellas del gigante de Shanghái. Eso, más lo que supuso en dinero por patrocinios, en penetración de productos norteamericanos en China, en una relación tan fructífera que el ex presidente Bill Clinton calificaría al basquetbolista como “la exportación china más relevante a Estados Unidos”.

Quince años antes, como parte de la apertura lanzada por Deng Xiaoping, cuando el capitalismo dejó de ser satanizado (“no importa que el gato sea negro o sea blanco, lo que importa es que sepa cazar ratones”), se comenzaron a emitir partidos de NBA en China. Sin embargo, hasta ese 2002 la alianza no se consumó y derivado de ella hoy el acuerdo televisivo de la NBA con China vale 1,500 millones de dólares, con 500 millones de chinos deseosos de consumir lo que genera esa liga.

Relación rota esta semana de la forma más intempestiva, con los mismos Rockets y el propio Yao Ming inmersos en la crisis.

Desde hace varios meses Hong Kong ha mantenido una disputa por seguir siendo un territorio semiautónomo en relación con China, con muestras multitudinarias y hasta bloqueos de su aeropuerto. En ese contexto, un dirigente del equipo de Houston emitió un mensaje adhiriéndose a la lucha por la libertad hongkonesa. De inmediato, Yao Ming, actual presidente de la federación china de baloncesto, ha protestado y los partidos de los Rockets dejarán de ser emitidos. Ante eso, la NBA ha dicho que apoya la libertad de expresión, con lo que su gran vínculo con el país más poblado del planeta, con la que será más pronto que tarde la economía más grande del mundo, con esa fábrica de millones de dólares, se ha dañado.

Curiosamente, la enemistad entre esos dos países empezó a sanar por medio del deporte. A principios de los años setenta surgió la denominada Diplomacia del tenis de mesa que pavimentó el camino para la visita del presidente Nixon a Beijing. Una serie de intercambios y torneos entre sus jugadores como precursora de su alianza comercial.

En medio de la guerra comercial, la antidiplomacia del deporte ha llegado. Quién lo iba a decir: Yao Ming y los Rockets están en el corazón del rehielo de lo que juntos deshielaron.

Twitter/albertolati

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