En medio de un clima de paranoia y zozobra en el que los mexicanos podrían sufrir afectaciones debido a las redadas, el canciller Marcelo Ebrard anunció que este domingo 21 de julio se reunirá con Mike Pompeo, secretario de Estado del vecino país del Norte, como parte de la compleja misión de gestionar el conflicto permanente que representa el discurso y la acción polarizante del presidente Donald Trump.

El martes 16 de julio se venció el plazo de 45 días fijado por México y Estados Unidos el 8 de junio pasado para revisar la situación migratoria. En esa ocasión, se desactivó el proyecto de imponer aranceles progresivos a partir de 5%.

La fecha no era fatal, pues aunque la revisión se pactó a poco menos de siete semanas, también se acordó que las medidas que hubieran de tomarse entrarían en vigor hasta los 90 días, los cuales se cumplen el 8 de septiembre.

Trump no se ha cansado de decir un día y otro también que México ha hecho un gran trabajo para detener la migración.

Ebrard, sin embargo, al anunciar en su cuenta de Twitter la reunión del domingo con Pompeo, no se refirió únicamente a la culminación de los plazos. Más que eso, alienta la expectativa de avances en los temas de comercio y acerca del Plan de Desarrollo para Centroamérica.

Al mismo tiempo que Estados Unidos se niega reiteradamente a tomar medidas que contrarresten los cambios económicos determinados por la inhabilidad de las economías centroamericanas para atender las necesidades de empleo, México insiste en una salida política y diplomática.

La violencia reflejada en la mortalidad por cada 100 mil habitantes y el cobro de derecho de piso son otros dos factores que impulsan a las familias a migrar.

La Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito coloca a Honduras con una cifra de 42.8 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes y a El Salvador con 41.2.

Para ponerlo en perspectiva, las cifras en México y Estados Unidos son de casi la mitad y la octava parte respectivamente: 25 homicidios por cada 100 mil habitantes en México y 5.35 muertes intencionales por cada 100 mil personas en Estados Unidos.

Para muchos pequeños y medianos comerciantes que no tienen para pagar seguridad privada en Honduras y El Salvador sigue siendo menos el riesgo de cruzar un país desconocido en busca del sueño americano, que permanecer en sus países de origen.

El desafío de México al mediar frente al inmenso problema migratorio entre la presión social y la presión política caracterizará este episodio del encuentro entre Ebrard y Pompeo.

Seguramente, la reunión del secretario de Relaciones Exteriores no será sólo un gesto diplomático, sino que incluirá la discusión de medidas prácticas, concretas y rápidas para paliar las condiciones de amenaza a la seguridad y la estabilidad de la región.
Construir equilibrios frente al poder hegemónico de Estados Unidos y ante las presiones socioeconómicas del Sur es semejante a construir un puente en medio de una tormenta con turbulencias. Pero se puede.

@guerrerochipres