Cuando se acude al Museo del Objeto del Objeto (MODO), lo que se puede esperar es una apuesta visual arriesgada. Cuando abrió sus puertas en 2010, Bruno Newman ofreció una colección de embalajes comerciales, dispositivos comunes y objetos recolectados y restaurados durante más de 40 años.

El MODO es el primer museo en México dedicado al diseño y la comunicación; en el sentido más platónico, ofrece la contemplación del objeto de una manera estética a través del tiempo. En la galería, el objeto adquiere un segundo significado, éste va más allá de su función original y abstrae a todo aquel que lo aprecia a una temporalidad ajena a la propia.

En esta ocasión, Paulina Newman, actual directora del MODO, los curadores Ana Elena Mallet y Mariano Meza Marroquín, en alianza con Comex, traen la exposición temporal México a COLOR, en donde homenajean la riqueza y la diversidad cromática nacional.

Así como la comida, las tradiciones y el folclore, el color es parte de nuestra identidad. El recorrido de la galería, planteado en ocho núcleos temáticos, pasea al visitante en conceptos básicos cómo la Obtención del Pigmento y el Arte Popular; así como en temas complejos pero muy bien definidos cómo el Método Best Maugard, y El Color en la Arquitectura en México.

Aquel que entra a Colima 145 en la colonia Roma, entiende que para acomodar 1347 objetos, la tarea es ardua. Cada pieza está en su lugar, obedece a un nivel jerárquico y no se siente como un cúmulo de cosas agrupadas al azar ni apretadas: tienen relevancia de manera individual y en conjunto.

La directora Newman explicó en conferencia de prensa que “la curaduría pudo darle a este grupo de objetos un contexto, un origen y una historia en muchos ámbitos: en las artes plásticas, en la arquitectura, en la fotografía y en la mercadotecnia”.

El recorrido es vívido y melancólico al mismo tiempo. Está lleno de intensidad cromática que a la vez remonta a varios Méxicos, lugares fantásticos que sólo viven en el imaginario colectivo; en una galería estás en el México de principios del Siglo XX, puedes apreciar las paletas y pigmentos utilizados por Diego Rivera; en otra galería estás en una industrialización temprana, dónde todos los productos de consumo se saturan de color y de vida; pasas una puerta y te encuentras en un cuarto Rosa Mexicano, con el mítico vestido de Ramón Valdiosera, donde se plasmó por primera vez esta tonalidad.

 

El caminar por la exposición es para propios y extraños, la propuesta del Taco de Color de Comex llama la atención a cualquiera que se paseé en el museo y el encontrar que cada color de la empresa tenga un nombre propio, hace que sea identificable y proyectivo al mismo tiempo.

Ante esto, el arquitecto Héctor Escamilla, Director de Color Live de Comex, expresó “nuestros clientes identifican los colores por su nombre, de hecho, cuando encuentran dos colores similares, la forma de decidir por alguno es por el nombre y no tanto por el color”.

México a COLOR ya abrió sus puertas y se exhibirá hasta el 28 de julio.

LEG