La apuesta de la locomotora lopezobradorista, supuestas y reales contradicciones y vaivenes incluidos, es que “todo en paralelo” permita el avance del proyecto de Morena.

Si hubiera que creer en la fecha de caducidad de las tarjetas que el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), esto es el año 2025, 12 meses después de concluido este sexenio, la administración encabezada por Morena apuesta a todo, aquí y ahora.

El proyecto social y el de la recuperación de la seguridad viajan en paralelo, y deben hacerlo a toda máquina.

Sin embargo, y en contraste con archienemigos asumidos como tales, el presidente Andrés Manuel López Obrador no extiende cuatro sexenios más el imperio relativo de su hegemonía numéricamente clarísima y programáticamente debatible.

El ex presidente Carlos Salinas de Gortari destacadamente, apenas iniciando su administración en 1988, dijo estar en condiciones de establecer una corriente histórica cuyo gobierno se extendería por 25 años. AMLO declara su apuesta por el futuro… hasta 2025 solamente.

Salinas consiguió aquello que apostó: la perdurabilidad de una corriente ideológica y de un grupo político más o menos compacto, si damos como buena la versión de que el “neoliberalismo” se impuso en nuestro país, como en el resto del mundo durante tres décadas.

Mientras las tarjetas se convierten en la realidad material y compartida colectivamente en una herramienta adecuada que desplazará liderazgos intermedios, disminuiría corrupción relacionada con ellos y terminaría los abusos registrados y denunciados respecto de las secretarías de bienestar social de los sexenios previos, el Gobierno federal tiene que entregar avances muy importantes en materia de seguridad.

Las tarjetas anunciarían una nueva etapa de control, de supervisión, de canalización directa y también de compromisos con quienes las emiten, así como concordancias con diversos actores sociales y económicos afines al Gobierno para dar clara visibilidad a una nueva administración cuyo discurso -como fuerza progresista- sería capaz de desterrar la corrupción, la impunidad y los moches que fueron tan relevantes en la opinión de un electorado que decidió desplazar del poder de quienes vio como responsables de los abusos en la elección de 2018.

Al mismo tiempo, el Gobierno federal debe marchar “en paralelo” con los problemas derivados de la seguridad.

Como fue previsto, las capacidades de operación política y la comprensión de las limitaciones de las diversas oposiciones llevaron al acuerdo de una Guardia Nacional con algunas modificaciones.

El siguiente paso en la construcción de esa enorme metáfora administrativa y operativa de una solución verosímil al problema apremiante de las violencias incontenidas en México, es la reglamentación secundaria.

“En paralelo” debe generarse la emisión de la convocatoria, el reclutamiento, entrenamiento y contratación de quienes serán integrantes de esa nueva fuerza del Estado que fue respaldada unánimemente.

Política social y seguridad corren en paralelo o el convoy jalado por la locomotora lopezobradorista tendrá serias dificultades para el éxito.

@guerrerochipres