El presidente Andrés Manuel López Obrador erró el tiro.

Cuestionó no sólo la baja de calificación que la noche anterior había hecho Fitch Ratings a Pemex, sino su papel en la lucha contra la corrupción y el robo de combustible.

El Presidente dijo que la calificadora no hizo nada al respecto sobre la corrupción en Pemex y tampoco evaluó los resultados de la lucha contra el robo de combustible.

Ninguna de las dos son tareas de las empresas calificadoras.

Éstas se encargan de medir las fortalezas de las empresas para hacer frente a sus obligaciones de deuda contraída.

Y para ello recurren al análisis de muchas variables con la finalidad de determinar el riesgo que tienen de incumplir el pago de su deuda.

Como ocurre con los bancos, a mayor riesgo de recuperar la inversión, mayor es la tasa de interés y viceversa.

Lo que explica Fitch Ratings es que los inversionistas no creen que el plan (?) de López Obrador tenga éxito y hacen un llamado de alerta.

¿De qué tamaño es la alerta?

Si Fitch Ratings hubiera degradado un escalón más la calificación de Pemex, sus bonos se habrían colocado en el renglón de “bonos basura’’, con el consecuente grave daño a la economía nacional.

Este muy básico análisis parecen desconocerlo no sólo López Obrador, sino el propio director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quienes hasta la hora de cierre de este espacio no habían salido a comentar el impacto que tuvo ayer la baja de calificación de Pemex en los mercados internacionales y en la cotización del peso frente al dólar.

Pueden creer que, como dijo el Presidente, “hay mucha hipocresía’’ en los informes de las empresas calificadoras, pero no pueden desatender a la realidad.

Un vistazo al comportamiento que tuvieron los bonos de Pemex en el mercado internacional sería suficiente para entender que lo que ellos consideran “hipocresía’’ y “complicidad’’, en el mundo se entiende como falta de programas para rescatar a una empresa que aporta 20% de los recursos presupuestales a nuestro país.

No entienden que no entienden, reloaded.

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Por cierto, ayer otra calificadora, Moody’s, adelantó que no hará cambios a la calificación crediticia de Pemex durante el primer semestre del año.
La vicepresidenta senior de Moody’s, Nymia Almeida, dijo que darán “el beneficio de la duda’’ al gobierno de López Obrador sobre su programa de rescate de Pemex.

Perooo, advirtió en ese periodo, Pemex deberá demostrar su rentabilidad, invertir el doble en exploración y producción, “entre otras acciones que fomentarán mejores resultados’’.

Seis meses, para el tamaño del problema, es muy poco tiempo.
A ver.
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El INEGI presentó su Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal, en el que destaca el crecimiento de 4.3% que tuvo Campeche, resultado de la diversificación de sus actividades.

El estudio revela que Campeche logró posicionarse entre las únicas ocho entidades que entre julio y septiembre del año pasado consiguieron aumentar su actividad económica, superando incluso a regiones como Nuevo León y la Ciudad de México.

Oaxaca también registró un incremento de 4.8% de su actividad económica.

En el lado opuesto está Tabasco, que registró un decrecimiento de la actividad económica de -6.4%, con lo que suma 14 -¡14!- trimestres en caída libre.

A lo mejor por eso la urgencia de construir una refinería.