Foto: Reuters El obispo auxiliar de la Iglesia, Emmanuel Gobilliard, agradeció hoy a las víctimas su denuncia ante la Justicia  

 El Tribunal Correccional de Lyon dio por terminado hoy el juicio contra el cardenal francés Philippe Barbarin y otros cinco eclesiásticos de la diócesis de dicha ciudad francesa por haber ocultado los abusos de uno de sus sacerdotes y se anunció que queda listo para sentencia para el próximo 7 de marzo.

 

 

La sala cerró un proceso iniciado el pasado día 7 y en el que la Fiscalía solicitó ayer la absolución de los acusados por considerar que parte de los hechos han prescrito y que los que no no demuestran la intención de ocultamiento de esos abusos a menores, cometidos por Bernard Preynat entre 1970 y 1990.

 

 

El obispo auxiliar de la Iglesia, Emmanuel Gobilliard, agradeció hoy a las víctimas su denuncia ante la Justicia.

 

 

“Gracias por haber sacudido la Iglesia, porque hay una disfunción y hay dificultades y eso debe cambiar”, dijo a François Delvaux, presidente de la asociación de víctimas de Preynat, “La Parole Liberée”, antes de que ambos se abrazaran ante las cámaras.

 

 

Sin embargo, Delvaux, cuyos abogados han pedido una condena simbólica de un euro contra los acusados, consideró en declaraciones a Efe que las palabras del clérigo eran “personales” y aseguró que esperan “más respuestas” de la Iglesia.

 

 

“La traición ha sido demasiado grande. No digo que no puedan redimirse, pero ese agradecimiento no demuestra nada, aunque puede ser el principio de algo bueno”, apuntó Delvaux, para quien la omertá no puede justificarse “continuamente en una disfunción”.

 

 

En nombre de “La Parole Liberée”, formada por víctimas de ese cura, su presidente juzgó que el alegato de la Fiscalía es “contradictorio” y esperó que la decisión de la Justicia en marzo sea coherente.

 

 

En 2015, el primer juicio contra Barbarin por no haber denunciado los hechos acabó siendo archivado por la Fiscalía por considerar que no había pruebas concluyentes de que el cardenal tuviera tal responsabilidad.

 

 

Ahora, la Fiscalía dice que antes de 2013 sí hubo una intención de ocultamiento pero que el delito ha prescrito, mientras que a partir de 2013, y concretamente desde que Barbarin se reuniera con una de las víctimas y avisara al Vaticano de la cuestión, no hubo voluntad de encubrimiento.

 

 

Para Delvaux, esta decisión plantea un “problema moral para la Iglesia”, “incompatible” con su mensaje.

 

 

Barbarin ha declarado que nunca trató de ocultar los hechos y defendió haber motivado a las víctimas a presentar una denuncia, tras asegurar que fue informado oficialmente de los hechos en 2014 por una de ellas. Antes de esa fecha, había recibido rumores sobre los comportamientos del cura con grupos de boy-scouts.

 

 

 

jhs