Foto: Reuters Nos estamos apoyando en las oraciones y solidaridad. Sé que ustedes lloran. Estamos llorando también nosotros: Cura  

Unas 800 personas se reunieron hoy para rendir homenaje a las víctimas del tiroteo en la  Catedral Metropolitana de Campinas, una importante ciudad del interior del estado de Sao Paulo, que dejó en cinco muertos, entre ellos el autor de los disparos, y otros cuatro heridos.

La primera misa de este miércoles empezó puntualmente a las 12:15, la misma hora de la celebración del día anterior y tras la que el pistolero Euler Fernando Grandolpho, de 49 años, disparó al menos veinte veces contra los fieles.

Durante la misa, el párroco Rafael Capelato, quien también celebró la ceremonia la víspera, dirigió unas palabras a las familias de las cuatro víctimas del suceso y afirmó que “todos están sufriendo en esta hora”.

“Nos estamos apoyando en las oraciones y solidaridad. Sé que ustedes lloran. Estamos llorando también nosotros”, expresó el cura.

De acuerdo con la Policía, justo al término de la misa de mediodía de el martes, Grandolpho se levantó de uno de los bancos del templo, empezó a disparar indiscriminadamente contra los fieles y se suicidó después de ser herido de bala por agentes policiales apostados en la plaza exterior a la catedral.

Según la investigación preliminar, el agresor no tenía antecedentes penales y actuó solo: “Era una persona fuera de cualquier sospecha en circunstancias normales”, afirmó el comisario José Henrique Ventura, encargado del caso.

El tiroteo conmocionó a la población de Campinas, ubicada a unos 100 kilómetros de Sao Paulo y que cuenta con alrededor de un millón de habitantes.

Tras el suceso, vecinos de Campinas comenzaron a concentrarse alrededor de la catedral con carteles que rezaban “Campinas de luto”, “Basta de violencia” o “Más amor al prójimo”, entre otros, según pudo constatar Efe en el local.

 

La catedral está situada en medio de una plaza en la región céntrica de Campinas y también entre las principales calles comerciales de la ciudad, por lo que, a la hora del suceso, una muchedumbre circulaba por el local.

“Fueron minutos de pánico total. La plaza estaba muy llena, porque era la hora de la comida y mucha gente se había ido de compras para Navidad. Empezamos a bajar las puertas, los clientes dejaron la comida, el dinero, los bolsos en el suelo para intentar esconderse detrás de las mesas”, relató a Efe el camarero Alexandro dos Santos.

Una anciana de 75 años, quien no quiso identificarse por el “gran trauma” que ha vivido, explicó que estaba dentro de la iglesia a la hora del tiroteo, “muy cerca a la puerta” y comprándose unas pulseras.

“Eran muchos disparos, creía que era más de una persona que disparaba. Salí corriendo por las escaleras y salté tres escalones de una vez (…) Me escondí en una tienda y pedí que cerraran todas las puertas”, contó la testigo.

“Nunca había visto algo así, alguien disparando a otras personas, matando a gente así”, completó.

De las cuatro personas heridas, solamente una sigue ingresada en el hospital. Se trata de un hombre de 84 años que fue alcanzado por balazos en el tórax y el abdomen y quien sigue en estado de gravedad en la Unidad de Cuidados Intensivos, según informó la Secretaría de Salud de Campinas.

Tras el tiroteo, la ciudad decretó la víspera tres días de luto.

jhs