foto: reuters/archivo Reveló que en los últimos meses, la oración y la bendición del líder católico han dado “gran ánimo y esperanza” al pueblo coreano, en su camino hacia la paz  

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, inicia hoy dos días de actividades en el Vaticano para agradecer la apuesta del Papa Francisco a favor de la paz en la Península Coreana.

 

La tarde de este miércoles el mandatario, abiertamente católico, participará en una “misa por la paz” en la Basílica de San Pedro que estará encabezada por el “número dos” de la Santa Sede, el secretario de Estado Pietro Parolin.

 

El jueves por la mañana sostendrá una audiencia privada con el Papa Francisco en el Palacio Apostólico, durante la cual, se espera, transmitirá al pontífice la invitación a visitar Pyonyang enviada por el presidente norcoreano Kim Jong-un.

 

“Junto al pueblo de la República de Corea, expreso mi profundo sentimiento de gratitud por el sólido y firme apoyo manifestado por el Papa a favor de la paz en la Península Coreana”, escribió Moon Jae-in en un artículo publicado por el diario vaticano “L’Osservatore Romano”.

 

Reveló que en los últimos meses, la oración y la bendición del líder católico han dado “gran ánimo y esperanza” al pueblo coreano, en su camino hacia la paz.

 

Recordó que Corea del Sur y la del Norte han decidido poner fin a la confrontación militar, mientras Estados Unidos y Corea del Norte se sentaron cara a cara, poniendo fin a una hostilidad durada 70 años.

 

Además, abundó, Corea del Norte ha cesado los test nucleares, mientras Corea del Sur y Estados Unidos han interrumpido los ejercicios militares de gran escala. “Estos son frutos del encuentro y del diálogo”, subrayó.

 

Reconoció que en el curso de la historia se han dado muchos sacrificios, pero constató que ahora ha llegado el momento en el cual se pueda transformar la separación y la confrontación en prosperidad, por medio de la paz.

 

Sostuvo que para hacer realidad la verdadera reconciliación y cooperación, y también la paz permanente entre Corea del Sur y la del Norte, es necesario algo que vaya más allá de los cambios operados por la política y el sistema.

 

“Es necesario un corazón que nos tenga unidos, los unos a los otros, como hermanos, no sólo para compartir los beneficios económicos”, subrayó.

 

 

TFA