Una cosa es que se reconozca la genialidad de Cristiano Ronaldo como futbolista y otra muy distinta es que le vayamos a aplaudir por intentar engañar a la Hacienda española.

 

Sí, Ronaldo es un genio con el balón. Su gol de chilena contra la Juventus el martes 3 de abril de este año fue sencillamente espectacular. De repente quedó suspendido en el aire y logró la anotación de su vida. En el estadio se pusieron de pie para aplaudirle. Ni él mismo se lo terminó de creer.

 

El Real Madrid consiguió con Cristiano Ronaldo dos Ligas, dos Copas, dos Supercopas de España, cuatro Champions, tres Supercopas de Europa y tres Mundialitos. Este genio del balompié ha conseguido también cuatro Balones de Oro.

 

Pero también los astros tienen sus deberes con el fisco español. Ronaldo no iba a ser una excepción, aunque posiblemente él lo llegó a pensar.

 

Sin embargo, la deuda contraída con la Hacienda española es de 18 millones de euros, 20 millones de dólares. No se trata de una cifra menor.

 

Lo peor es que el astro, ese astro que rozó la perfección con aquel gol antológico contra la Juventus, nos ha robado. Sí, nos ha robado a todos, porque aquí pagamos todo el mundo. No hacer frente a la responsabilidad común –porque es un bien para el país– es robarles a los ciudadanos.

 

El mito se convierte en leyenda y ésta, en mortal, y cuando se da cuenta de que lo es y de que el fisco español le persigue, ejerciendo la misma presión que al resto de los contribuyentes, pide árnica a la Juventus –su nuevo equipo– para que sea el club italiano el que adquiera la responsabilidad que le corresponde a Cristiano.

 

Qué decepción, el astro que voló y nos hizo volar; que soñó y nos hizo soñar; que convirtió sus sueños en realidad, se cae de un pedestal. Y lo peor es que nos caemos todos un poco con él, porque creíamos en él, confiábamos en él. Pero no, la realidad, la triste realidad es que Cristiano Ronaldo es un mortal más como el resto de los seres humanos, que ya no tiene pedestal. Y lo que es peor, después de esa deuda con Hacienda y, por lo tanto, de la mentira al resto de los ciudadanos, nos damos cuenta de que Cristiano ya no será nunca más quien pensamos que sería.

 

Ronaldo se marcha a Italia con un sabor de boca agridulce. Lo ha sido todo en el futbol. Sin embargo, la mancha de 20 millones de dólares le perseguirá igual que su genialidad.