Los candidatos están en campaña; hay quien la da por hecha; otros, por perdida.

Algunos se alejan de hacer política, demuestran debilidades y recurren al descrédito.

Peligrosamente se valen de todo con tal de desplazar al otro.

Hemos tenido que soportar, en precampañas e intercampañas, presencias políticas inútiles apoyadas por instituciones que han fallado y desconocido sus obligaciones.

Algunos candidatos están rodeados de ineptos que los pueden hacer caer.

Los candidatos han mostrado su incapacidad ante la evidencia de lo que nos afecta y por devolvernos el respeto que merecemos.

No confiamos ni en ellos, ni en la ley ni en los inútiles que se mantienen en sus cargos.

Cada uno de los candidatos está hoy a la altura que le corresponde.

Hoy en México se hace política sin fondo. Es hablar por hablar y perder el tiempo. Discursos absurdos, tediosos, promesas falsas y el ofrecimiento de dar dinero; prometer no empobrece, pero ilusiona a quien lo cree.

¿Ganará entonces quien más dinero ofrezca?
México debería estar sumergido hoy en la transformación más importante de su historia reciente, enfrentando nuevos retos con planes de transformación nacional, con misiones ambiciosas para cambiar al país, con una hoja de ruta de objetivos estratégicos claros, con estabilidad, sin divisiones, mostrando valores, con una nueva realidad económica y teniendo una mejor calidad de vida.

México no se puede reinventar cada seis años.

No se trata de construir un nuevo México; México existe, tiene historia, pero algunos se han encargado de destruirlo, y lo peor, nos asustan con un amargo futuro.

El horizonte no es alentador.

Para deslumbrar, los candidatos avisan de un nuevo cambio, ¿nuevo?

El pueblo está despertando y perdiendo el miedo.

Ellos -que son los que salen a las calles y padecen la realidad: corrupción, competencias desleales, bajos salarios, nulos trabajos, inseguridad, falta de medicinas y más- los observan y escuchan.

Con buenas intenciones no se gana. Se gana con votos y en la batalla por el voto, veremos a los fieles en la cita electoral. Ellos harán Presidente a uno de los aspirantes.

El tiempo es poder, el poder es información y el ciudadano tiene el poder de la decisión.
Hoy no veo a nadie detrás de los vientos del cambio.

Milonga: mentiras, engaño y premio. Si la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales no decide otra cosa, Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, es candidato a la Presidencia. La molestia se hace cada vez más grande. Cuestión de ética. Si el Trife, la máxima instancia, va a calificar la elección presidencial, desde hoy sabemos quién va a ganar.

Su opinión es la que importa, comentarios: jfcastaneda9@hotmail.com.