Sobre la autopista Orizaba-Puebla se observan sembradíos de coles y betabeles. Detrás de este contraste de colores se esconde la ordeña a ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y el negocio del huachicol en la entidad.

 

 

En el tramo carretero de San Mateo Parra, a la altura del municipio Tepeaca, Puebla, elementos del Ejército Mexicano descubrieron una toma clandestina de gasolina. Entre zanjas de cinco metros y olor a combustible, los uniformados custodiaban el lugar durante el fin de semana pasado.


En el hueco era visible un tubo soldado por los delincuentes al ducto de Pemex, el cual está pegado a una válvula de alta presión y llave de paso por la cual extraen el combustible.

 

 

Durante un recorrido realizado por 24 HORAS a dicho punto, así como al tramo carretero de Guadalupe Calderón, pobladores de Tepeaca y fuentes oficiales informaron que una vez que los huachicoleros concretan la ordeña a los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) rellenan bidones con el combustible robado, recipientes que entierran cerca de la carretera.

 


“En un estimado de cuatro minutos llenan un bidón de mil litros; y en 12 minutos, una camioneta. Después la ofrecen a los intermediarios que son los que se encargan de colocarla (al usuario), pero el huachicol daña las bombas de los autos porque no tiene ningún aditivo”, expresaron fuentes consultadas por este diario.

 

Infografía: Xavier Rodríguez

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Durante dicha visita, también se observaron 10 bidones abandonados en el tramo de Guadalupe Calderón. Cada uno presentaba orificios, de aproximadamente cinco centímetros, hechos por el Ejército, con el fin de dejarlos inservibles para los huachicoleros.

 

 

Estos recipientes estaban cubiertos de hojarasca, pero fueron descubiertos por la policía estatal y el Ejército como parte de los operativos sorpresa que se realizan en Tepeaca, uno de los municipios del llamado Triángulo Rojo, donde impera la extracción y venta de crudo robado. Para dichas acciones se realizan sobrevuelos y se emplean drones.

 

 

Ya hay una industria del huachicol en ese poblado. Locatarios venden el producto en bidones, pero no el mismo día ni solicitado como tal, sino mediante claves.

 

 

 

 

Luis, un trabajador de una tlapalería, dijo que lo máximo que puede vender es un garrafón de agua (huachicol) de 20 litros o pulque (diésel).

 

 

Académico señala riesgo para la salud y los autos con el uso de huachicol

 

 

El huachicoleo es un gran riesgo de salud, debido a que los recipientes usados carecen de medidas de seguridad para evitar derrames, explicó Nicolás Domínguez Vergara, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 
“Si los recipientes no están debidamente sellados, que obviamente es el caso, tendríamos derrames que van hacia el subsuelo, contaminado los mantos acuíferos. Es un daño muy grande, mucho de este combustible podría irse a las tierras ocasionando que los sembradíos quedan inutilizables”, aseguró el especialista.

 
Además, emplear este combustible es dañino para los vehículos, debido a su impureza.“La gasolina que extraen de los ductos no viene limpia, trae agua u otras sustancias dañinas para los motores. Dependiendo el grado de contaminación del combustible y la frecuencia de su uso”, explicó.

 

 

Voz de experto
“Podemos hablar que los motores pierden hasta 50% de su vida útil (con el uso de huachicol)”
Nicolás Domínguez Vergara
Académico de la UAM