¿Qué más tendría que hacer Juan Carlos Osorio para ganarse el respeto que se le debe? Simple: ser mexicano o apellidarse Eriksson.

 

Leo y escucho que la clave del éxito del viernes pasado ha sido el trabajo de Imanol Ibarrondo, quien recientemente colabora con la Selección Mexicana en el plano psicológico.

 

No dudo en lo absoluto del aporte que pueda brindar este trabajo, que dicho sea de paso no es la primera vez que sucede en el Tri, sólo que anteriormente varios entrenadores lo veían como una invasión a su espacio de trabajo, de tal forma me parece sensacional que el jugador sea más receptivo y el cuerpo técnico entienda que se trata de sumar esfuerzos por un bien común, pero debemos darle a las cosas su debida dimensión, y quienes en este tiempo se empeñaron en solicitar la salida de Juan Carlos Osorio, sería un buen momento de guardar silencio y al menos reconocer.

 

Dejemos la crítica por sistema y utilicémosla cuando se requiera. Dejemos la vergüenza del verano en el pasado, sin olvidar, claro, por qué representa uno de los pasajes más penosos en la historia de nuestro futbol; está ahí y no cambiará nunca, pero reconozcamos al menos que la victoria ante Estados Unidos mitiga, aunque sea un poco. Esto en el caso de querer comparar todo con aquel 7-0, ejercicio que me parece estéril y ridículo, porque, insisto, nada cambiará la historia.

 

Si esta victoria hubiera sido conseguida por Ricardo La Volpe, Miguel Herrera, José Manuel de la Torre, la mayoría les hubiera colocado una capa elevando su condición a superhéroe, pero como se trata de Juan Carlos Osorio, el ejercicio es buscar glorias en terceros.

 

Ganar en Estados Unidos es simple y sencillamente histórico, así como lo fue triunfar en Honduras y Canadá. Reconozcamos al menos eso, y aunque los balances se realizan al final, el asunto empieza con un equilibrio que hace tiempo no teníamos en esta etapa; reconozcamos eso al menos.

 

Odio las respuestas de los jugadores como “partido a partido” o “el rival más importante es el que viene”, pero debo reconocer que bajo estas condiciones cobran sentido estas frases hechas.

 

Dejemos los complejos y las envidias para otra ocasión, y siguiendo con frases de futbolista es

 

cierto que “aún no se ha ganado nada”, pero cierto también es que hoy hay tres puntos que nadie tenía en su presupuesto, producto de una victoria que cualquier entrenador pasado desearía como pocas cosas.

 

Juan Carlos Osorio no puede perder solo y compartir con todos las victorias; se trata de un equipo, y para quienes no recuerden y les encanta relacionar todo con la tragedia del verano, les recuerdo que fueron estos mismos jugadores quienes estuvieron ahí en la vergonzosa noche de Santa Clara, California. Digo, sólo como dato.