El mural La evolución del Instituto Politécnico Nacional a través de 70 años, que el escultor mexicano Raúl Anguiano (1915-2006) dejó inconcluso, fue terminado gracias a una recreación digitalizada realizada por Alejandro Caballero, uno de sus últimos discípulos.

 

La obra se ubica en la Coordinación General de Formación e Innovación Educativa (CGFIE), en Zacatenco, y fue concebido por el artista mexicano en 2005.

 

Al quedar sin terminar por la muerte de Anguiano, el mural fue concluido a través de bosquejos, dibujos preparatorios, anécdotas y un minucioso estudio en su forma de trabajo.

 

El responsable de dirigir el proyecto fue Alejandro Caballero, quien retomó el aspecto cromático de la paleta del escultor, aspectos técnicos y conceptuales para la reproducción fiel de la obra original, señaló el IPN en un comunicado.

 

Según Caballero, la viuda Brigita Anguiano le pidió que fuera él quien “continuara sus trazos en el muro y para mí fue un gran honor. El maestro amó al Politécnico y esta creación fue su legado para él”, explicó.

 

En la pintura se pueden apreciar las figuras representativas de la institución como un engrane con el logo del IPN. En la parte central aparece la figura de Lázaro Cárdenas acompañado por Juan de Dios Bátiz, Luis Enrique Erro, Miguel Bernard, Carlos Vallejo y Wilfrido Massieu.

 

También, en la obra confluyen otros elementos como la serpiente emplumada en alusión al dios Quetzalcóatl, el burro blanco y el deporte que, según su discípulo, son símbolos que conjuntan la ideología y la vida del Politécnico, indicó el documento.

 

Alejandro Caballero, fundador de la Escuela al Aire Libre Tepito, recordó que con este mural Anguiano quiso reflejar su interés por la educación, la ciencia y el progreso del país. Por ello, los jóvenes deben de apreciar este trabajo, porque fue realizado por uno de los últimos exponentes del muralismo mexicano, sentenció.