CHINA. El clima entre el gobierno de Barack Obama y el de Pekín nunca fue el mejor de todos y desde ayer está aún un poco más tenso debido a que Estados Unidos envió un barco de guerra a las disputadas islas Spratly en el mar de China Meridional y Pekín asegurara que se “reserva el derecho” de actuar si este tipo de misiones continúan.

 

El vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, hizo estas declaraciones después de que el destructor lanzamisiles USS Lassen, escoltado por aviones de vigilancia de la Marina de EU, navegara varias horas dentro de las 12 millas náuticas que rodean al arrecife de Subi, en las Spratly, archipiélago cuya soberanía se disputan China, Taiwán, Vietnam, Malasia y Filipinas.

 

China “vigiló, siguió y advirtió” sin éxito, según el portavoz, al USS Lassen cuando éste se acercó a esas aguas, una acción que Washington venía anticipando desde hace tiempo y que no se prevé que sea la última.

 

Si éste es el argumento de China para justificar su protesta, también lo es el de EU para defenderse, al argüir que la ley no contempla como territorios soberanos islas artificiales como el arrecife Subi, que permaneció durante mucho tiempo sumergido hasta que Pekín inició un proyecto de drenado y construcción en 2014.

 

Al margen de la normativa internacional, el trasfondo del asunto es la desconfianza de Washington en que las construcciones que Pekín lleva a cabo en las islas (el arrecife Subi tiene capacidad para funcionar como pista de aterrizaje), tengan fines militares y no civiles, como asevera China.

 

El ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, advirtió a EU de que no debería “crear problemas de la nada” y Lu señaló que Pekín ya ha enviado formalmente protestas a la embajada de EU en la capital china y ha convocado al embajador estadunidense, Max Baucus, para quejarse por una acción que considera “extremadamente irresponsable”.

 

“Las construcciones se realizan en nuestro territorio”, apuntó Lu, que instó a Washington a “echarse atrás” y abstenerse de futuras acciones.

 

Además, en lo que pareció una amenaza velada, dijo que “sería una pena que China acelerara y fortaleciera sus construcciones”,.

 

Demasiada incertidumbre para que haya pasado sólo un mes desde que Xi viajara a EU y buscara junto a su homólogo, Barack Obama, mecanismos de confianza para, en teoría, evitar episodios como éste en las aguas del Pacífico, a las que el Pentágono quiere tener trasladada la mayoría de su flota para 2020.