Ya se supo a qué llamaron a Palacio Nacional a los gobernadores morenistas.
A ellos y a los afines, tipo el sustituto de Cuauhtémoc Blanco en Morelos, su incondicional Pablo Héctor Ojeda, o el potosino verde vestido de morenista Ricardo Gallardo.
Son conocidos todos, para qué dar sus nombres.
En lugar de eso, centrémonos en la reunión de la semana pasada: el tema clave fueron las votaciones porque el Presidente vive de y para la popularidad y los resultados electorales.
¿Qué les dijo, según asistentes a esa reunión?
Deben ser garantes de los resultados en sus propios estados siempre a favor de los candidatos oficiales, tanto Claudia Sheinbaum como a gobernadores, senadores, diputados locales, alcaldes…
Todos.
Los objetivos de todos deben estar en todos lados, Palacio Nacional, Congreso de la Unión, palacios estatales de gobierno, congresos estatales, presidencias municipales, regidurías…
Ellos deben responder, les subrayó.
Y por supuesto salieron preocupados porque la imagen presidencial va a la baja, el Gobierno federal pierde prestigio y muchos mandatarios estatales y municipales contribuyen a ese desprestigio.
OPERAR SIN RECURSO
Muchos no saben cómo reaccionar.
¿Qué puede hacer Cuitláhuac García en Veracruz si su propio desprestigio y el adicional de la oficialista Rocío Nahle la encamina a la derrota ante el priista José Yunes en Veracruz?
¿O Pablo Héctor Ojeda, cuando recibió todo el descrédito de Cuauhtémoc Blanco como gobernante de Morelos y parece echada la suerte de la morenista Margarita González ante la opositora Lucy Meza?
Por algo se ha filtrado la impotencia y grabaciones de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien se queja por la falta de apoyos del Gobierno federal y de plano da perdido Campeche.
O bien, también declaraciones del gobernador de Tabasco, Carlos Manuel Merino, quien acumula cadáveres infantiles víctimas de violencia y de plano ya da por perdidos cinco o seis municipios.
Algo ni soñado por la oposición hace un mes cuando estuvo allá Xóchitl Gálvez y fue censurada por criticar a López Obrador en su propia tierra, donde ahora es abucheado por no descender de su nutrida comitiva de suburbans y grueso núcleo militar.
Malos signos para el oficialismo en víspera electoral.
DEL MORAL Y SU ADIÓS
En 2022, cuando se decidía la sucesión en el Estado de México, el panista Enrique Vargas lideraba las encuestas.
Tres puntos sobre la priista Alejandra del Moral y un poco más sobre Ana Lilia Herrera, como constataron Marko Cortés y Alejandro Moreno, Alito.
Alfredo del Mazo se les adelantó y postuló a Alejandra, cuya campaña accidentada marginó al PAN, al PRD y por supuesto al principal factor de oposición, Enrique Vargas.
Muchos la vieron con desconfianza, un guiño a Morena y al lopezobradorismo mientras avanzaban investigaciones sobre sus manejos en Desarrollo Social.
Hizo buen papel en los comicios por la fortaleza del priismo, pero hoy se va de él y se suma a Morena, a la cual combatió durante años, criticó a rabiar y con la cual hoy se identifica.
Desde 2023, dicen sus críticos, su acuerdo estaba sellado y hoy simplemente consuma cuanto de ella se sospechaba y la mejor explicación la da la destacada priista mexiquense Laura Barrera.
Pero en fin, todos cuantos se van dicen lo mismo: “Me voy por congruencia”.
¿Congruencia con qué y con quién?
@urenajose1