El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, informó que para mediados del próximo año podría quedar totalmente restablecida la estatua ecuestre de Carlos IV, conocida como Caballito, ubicada en la Plaza Manuel Tolsá, en la calle de Tacuba en el Centro Histórico.

 

Lo anterior tras la firma de un convenio de colaboración entre el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Gobierno del Distrito Federal (GDF) para agilizar los trabajos de restauración de la obra que fue dañada en septiembre de 2013.

 

El mandatario capitalino refirió que aún no se tiene un monto estimado de los costos que podría implicar la restauración, pero que en los próximos días se realizará un plan de restauración, el cual será aplicado por técnicos especialistas en la materia que serán elegidos a través de una licitación.

 

De su lado el director del Fideicomiso del Centro Histórico, Mariano Leyva, detalló que dicho proyecto de restauración deberá ser aprobado por el INAH y que se está trabajando en un estudio electroquímico para tener listo todo el plan.

 

“El diagnóstico que se pidió ya está listo, ahora que llevarlo hacia la nueva coordinación (con el Conaculta y el INAH) para que reditúe en la parte compleja que es la restauración del Caballito”, dijo.

 

El titular del Fideicomiso del Centro Histórico explicó que el clima será un facto crucial para la restauración del Caballito, pues “no puede haber mucha humedad”, entonces “ese es el plan que se tiene que ir armando, son tiempos sobre todo académicos que no se pueden apurar para que la restauración sea lo mejor posible”.

 

En septiembre de 2013 la empresa “Marina, Restauración de Monumentos” realizó una intervención en la efigie de Carlos IV que afectó más de 35% de la superficie. El monto de los daños superó un millón 400 mil pesos.

 

El daño a la efigie fue causado por un trabajo de restauración mal ejecutado que no contaba con el aval del INAH y del que no estaban enterados ni la Autoridad ni el Fideicomiso del Centro Histórico, además de que la concentración de los ácidos no fue la adecuada.

 

Una solución, con una concentración de 60% de ácido nítrico, utilizada durante la fallida restauración del monumento ecuestre de Carlos IV disolvió de manera irreversible el 50% de la capa que protegía al bronce original, poniendo en riesgo la integridad de la escultura, por ello que se tuvo que cubrir para aminorar los efectos del entorno.