El trabajo de crear consciencia en mí y hacer que esta transformación se manifieste en otros niveles, más allá de mí, es algo que no siempre es sencillo de lograr, porque todas las personas tenemos diferentes maneras de percibir el mundo, el sólo hecho de atrevernos a escuchar al otro y darnos cuenta que su visión no es parecida a la mía o siquiera cercana a veces es amenazante. Sobre todo en un mundo como el que hoy estamos viviendo, donde existen tantas necesidades insatisfechas y poco escuchadas.

 

De lo que me he dado cuenta en estos días de gran intensidad y diversidad de opiniones, es que existen algunas voces que coinciden y que lo que piden es un cambio de rumbo; un cambio hacia una sociedad mas justa, donde la impunidad y la corrupción ya no sean el pan nuestro de cada día, donde el cinismo, la falta de visión y claridad de la clase política sean erradicados y no formen parte de una manera de actuar normal y constante. Me gustaría que los que nos gobiernan realmente se dieran cuenta de la crisis por la que el país esta pasando, que no es sólo creada por ellos, pero si profundizada por su poca sensatez en la toma de decisiones que nos afectan a todos los que vivimos en el país. No queremos más corrupción, no queremos más impunidad, que piensen que nos pueden seguir tomando el pelo con declaraciones que enojan más que aclarar.

 

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El pueblo se siente indignado, lastimado por todo lo que la clase política no está viendo, por todo aquello que en su posición de gobernar significaría una oportunidad de transformar y no sólo una manera de seguir actuando con aquellos defectos ancestrales que traemos como las corruptelas y además, sin   sentirse como parte del problema real. La sociedad está cansada de tanto abuso, de tanta ineficiencia y de tanto dolor por las condiciones de inseguridad que todos y cada uno de nosotros tenemos que vivir día con día.

 

Escuchen desde su corazón y conéctense con las necesidades que grita México. No están sintiendo lo que el pueblo les está demandando. Están paralizados. Me parece que la clase política sólo ha centrado su atención en sentirse agredida e indignada por lo que ella misma  ha propiciado al no atacar desde el poder a la corrupción e ineficiencia y servir realmente a México; para hacerlo, hay que ser humildes, alejarnos del ego y de la soberbia que no nos permite ver mas allá de nuestro interés personal. Las crisis son grandes oportunidades para lograr los cambios y hoy estamos en crisis.

 

Para poder trabajar por un proyecto nacional necesitamos realmente amar  y creer que si podemos cambiar y transformar nuestra consciencia para buscar un México mejor, más justo e incluyente, un México donde la violencia no sea parte de nuestro paisaje diario y a la cual tristemente nos hemos ido acostumbrando. Entre todos podemos transformar a este país en algo mejor. Hagamos lo que nos toca a todos y cada uno de nosotros, trabajando honradamente y con intensidad por un proyecto de nación que se base en la moralidad.