Sólo seis aficionados recibieron a la selección brasileña en la madrugada de hoy a su llegada tras la derrota ante Alemania a la ciudad serrana de Teresópolis, en donde los guardias de seguridad tuvieron que retirar vallas con letreros en que se podía leer mensajes alusivos a la histórica “vergüenza”.

 

El panorama en el campo de entrenamiento de la “canarinha” en la llamada Granja de Comary era desolador este miércoles, al punto que el seleccionador Luiz Felipe Scolari, que suele darse un paseo por el césped antes de empezar el trabajo del equipo, ni apareció, y la mayor parte de los asistentes eran periodistas extranjeros.

 

Según la Confederación Brasileña de Futbol, la selección hará hoy un entrenamiento regenerativo en la piscina, pero se espera que los jugadores suplentes salten al césped para ejercitarse, aunque todavía no hay confirmación oficial.

 

En la madrugada del martes fueron 15 los aficionados que recibieron a la selección brasileña en el aeropuerto de Río de Janeiro al grito de “Vergüenza, vergüenza” después de la dura derrota sufrida en las semifinales del Mundial de 2014 frente a Alemania por 1-7.

 

Cuando el autobús de la “canarinha” salía del aeropuerto de Río de Janeiro un aficionado bastante exaltado lanzó una naranja contra los cristales del vehículo sin que se produjese ninguna reacción por parte de los jugadores, según medios locales.