El consorcio chino estadounidense La Rivera Desarrollos BCS anunció hoy su decisión de dar marcha atrás al proyecto de desarrollo turístico de Cabo Dorado, en el noroeste de México, tras considerar “fundadas” las críticas lanzadas por grupos ambientalistas.

 

En un documento publicado en los diarios mexicanos, el grupo formado por la china Beijing Sansong International Trade Group y la estadounidense Glorius Earth Group indicó que  hoy retirará el estudio de impacto ambiental del proyecto, a fin de interrumpir su proceso de evaluación.

 

El objetivo es reiniciar en un futuro próximo “este procedimiento con un nuevo proyecto (…) que tome en cuenta en forma detallada las críticas fundadas que se han manifestado y las cuales hemos escuchado con el mayor respeto y detenimiento”, señaló.

 

En las últimas semanas numerosos grupos ambientalistas llamaron al Gobierno mexicano a detener el proyecto, al considerar que afectaría el Parque Nacional Cabo Pulmo, situado en el noroccidental estado de Baja California Sur y declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 2005.

 

Con una inversión de 3.600 millones de dólares, el proyecto contemplaba la construcción de 22.503 cuartos de hotel en una zona aledaña a Cabo Pulmo, la misma donde se llevaría a cabo el proyecto de Cabo Cortés, suspendido en 2012 por las autoridades mexicanas.

 

A mediados de junio de 2012, el entonces presidente Felipe Calderón anunció la cancelación de Cabo Cortés, impulsado por la firma española Hansa Urbana, debido que no había certeza absoluta de que el desarrollo no generaría un daño irreversible al medio ambiente.

 

Cabo Pulmo abarca una área protegida de 7.111 hectáreas, el 99 por ciento de ellas en el mar con el arrecife mejor conservado en el Pacífico.

 

El consorcio chino estadounidense aseguró hoy que su objetivo “es lograr un proyecto que beneficie a la zona y propicie un mayor cuidado de las características fundamentales de la naturaleza y el ambiente”.

 

Destacó que considera el parque como “un área marina que debe ser preservada” y, por lo tanto, cualquier proyecto debe garantizar dicho objetivo.

 

La empresa expresó su convicción de que “es posible lograr un desarrollo sustentable en esa zona” y exhortó a los principales opositores al proyecto a participar en su redefinición, de tal forma que “se asegura la preservación del Parque Nacional Cabo Pulmo”.

 

Los críticos argumentaron que el proyecto crearía un asentamiento humano de 440.000 habitantes, cuya demanda de agua ascendería a 50 millones de metros cúbicos anuales, lo que pondría en riesgo la seguridad hídrica de todo el estado de Baja California Sur.

 

Asimismo, señalaron que las actividades turísticas contaminarían la salud del sistema de arrecifes de Cabo Pulmo, donde existen 226 de las 875 especies de peces del Golfo de California, además de 26 consideradas en riesgo.