El semblante hosco le cambió a amable cuando una chica le pidió tomarse un selfie con ella. Su altura y su característico sombrero lo delatan desde lejos y más gente se acerca a pedirle foto. Parece un rockstar pero es autodefensa. La gente se hizo paso entre los medios para conocer a José Manuel Mireles al grado que ya no permitieron entrevistas, lo acapararon los fans.

 

Es más guapo en fotos, o será que así de cerquita impone, dice una chica poco después de tomarle una foto. Atrás está Hipólito Mora abordado sólo por los medios, y 10 metros más allá Bruno Plácido, el líder de los policías comunitarios de Guerrero que físicamente es la antítesis de Mireles, pero que lleva muchos más años en la lucha.

 

Bruno es bajito y sencillo, se confunde entre la gente, intenta sonreír pero le cuesta trabajo, su mueca es ladina. Atiende amable pero con monosílabos, no tiene ese carisma que su compañero michoacano, quien habla con fluidez y sin libretos. “La situación sigue dura allá”, es lo único que suelta en guerrerense.

 

Observa un momento a Mireles, que sigue respondiendo pregunta tras pregunta de los reporteros, quienes han espantando a los admiradores. Poco a poco todos se van. El oriundo de Tepalcatepec sube a una camioneta blanca y se va. Bruno ha desparecido discreto entre la gente.